miércoles, 16 de agosto de 2023

Escocia. Highlands en primavera

Después de que mucha gente nos lo pidiera, por fina el pasado mes de junio, pudimos embarcarnos en nuestro primer tour internacional. Como bien indica el titulo de esta entrada, el destino fue Escocia, un lugar de impresionantes paisajes con especies nuevas para muchos de los participantes. Fue un viaje inolvidable que empezó por los singulares bisques, cordilleras y lochs interiores y acabó con las enormes colonias de aves marinas de sus famosos acantilados e islas basalticas. 

Frailecillo atlántico (Fratercula arctica)

El primer día lo pasamos de viaje. Tras llegar a Edimburgo y recoger el coche de alquiler, viajamos al noreste, a Aberdeen, donde nos alojaríamos la primera noche. Apenas tuvimos tiempo de pajarear, pero de camino ya nos sorprendimos con el comportamiento de los ostreros euroasiáticos, que no dudaban en acercarse a las rotondas para alimentarse. Descansamos y nos preparamos para el maratón de 7 días de montañas, islas, barcos y aves, muchas aves.

La primera parte del viaje se desarrolló por la costa Este, donde visitamos las primeras colonias de aves marinas. El entorno era idílico y nos recibieron los primeros escribanos cerillos. Cucos, bisbitas costeros, currucas zarceras, aviones, zorzales y estorninos pintos rondaban el aparcamiento. En la primera colonia ya disfrutamos de alcas, araos, fulmares, gaviotas tridáctilas, gaviones atlánticos y gaviotas argénteas. El griterío y los pollos ya crecidos, abundaban por el acantilado. Disfrutamos viendo la ajetreada vida que se traen los araos y buscamos a los ansiados frailecillos en las madrigueras cercanas, pero esta vez no hubo éxito.

Macho de escribano cerillo (Emberiza citrinella)

Arao común (Uria aalge)

Alca común (Alca torda)

Fulmar boreal (Fulmarus glacialis)

Aspecto de la colonia. Grupo de arao común (Uria aalge)

Después de comer observando el mar, iniciamos un nuevo recorrido por la costa, en esta ocasión en un hermoso estuario lleno de focas grises y moteadas que no dudaron en acercarse a medida que subía la marea. Los charrancitos, los charranes comunes, patinegros y los árticos iban y venían con peces en el pico. Incluso alguno descarado, nos deleitaba con un fantástico picado.

Aunque estuvo verdaderamente entretenido, el principal atractivo fue la enorme cantidad de eíderes comunes que había en la playa. Entre todos ellos, disimulando, encontramos al famoso macho de eider real que sigue viniendo año tras año en busca de hembras de eider común, a pesar de que siempre le dan calabazas.

Foca gris (Halichoerus grypus)

Foca moteada (Phoca vitulina)

Charrán ártico (Sterna paradisaea)

Grupo de eider común (Somatelia mollisima) junto con un macho de eider real (Somateria spectabilis)

Con esta ristra de nuevas observaciones dejamos el estuario y pusimos rumbo al interior para buscar nuevas especies algo más terrestres. En cambio el siguiente destino sería un típico loch escocés donde se suponía que veríamos al colimbo ártico. Nos dejamos la vista buscando sobre la superficie del agua, pero por más que buscamos en cada rincón, no localizamos al susodicho. Por si fuera poco, también tuvimos que escuchar la mítica frase de un compañero pajarero que nadaba por allí: "pues esta mañana estaba". Evidentemente no lo encontramos ni nosotros ni él, pero no estuvimos aburridos, porque con la caída del sol empezaron a salir los lagópodos escoceses. Los machos reclamaban y algunas hembras iban con pollos. Eran tan descarados que algunos cruzaban la carretera sin miramientos. 

Hembra de lagópodo escocés (Lagopus lagopus)

Hembra de lagópodo escocés (Lagopus lagopus)

Pollos de lagópodo escocés (Lagopus lagopus)

Poco a poco fue cayendo el sol y despedimos el primer día de observación de aves del viaje. Tocaba hacer listados y ver las fotos tomadas.

Al día siguiente visitamos un loch cercano lleno de aves, algo poco común, ya que estos pequeños y grandes lagos suelen tener poca variedad de especies. En este en concreto disfrutamos mucho. Fuera del agua vimos lúganos, grajas y aviones zapadores. En la lámina de agua pudimos ver ánsares comunes, porrones moñudos y osculados, ostreros, avefrías, correlimos y archibebes, pero sin duda disfrutamos especialmente con una familia de zampullines cuellirrojos. En España solo los observamos en invierno, durante nuestro viaje a Santoña y los vemos con un plumaje algo más apagado, el invernal. Sin embargo aquí vestía sus mejores galas.

Graja (Corvus frugilegus)

Zampullín cuellirojo con pollos (Podiceps auritus)

Tras esto nos adentramos en el denso y salvaje bosque de pino caledonio. Nuestro objetivo: encontrarnos con algún urogallo despistado. Aunque sabemos que es tremendamente difícil, siempre nos rondaba la cabeza una ligera esperanza. 

El sonido de los carboneros garrapinos, del herrerillo capuchino, de los reyezuelos sencillos y los trepadores euroasiáticos se escuchaban a cuenta gotas por el bosque. Aquí tuvimos el primer contacto con los pardillos alpinos, aunque que fue bastante fugaz. La fotografía en el bosque siempre es muy difícil pero al menos tuvimos la suerte de ver desde bastante cerca a unas hembras de porrón osculado que había en un loch en mitad del bosque.

Hembra de porrón osculado (Bucephala clangula)

Tras comernos un buen bocata pusimos rumbo a Inverness con parada en un loch y en un punto de la costa. En este último, el objetivo era ver delfines mulares, ya que la morfología del estuario favorece la aproximación de estos mamíferos marinos a la orilla. A pesar de nuestra dedicación y de la cantidad de observadores que había en la costa, solo conseguimos ver focas grises y moteadas y el ir y venir de los charranes árticos, que para terminar el día no es poca cosa. 

Al día siguiente nos quedaba una de las tareas más difíciles, localizar algún gallo lira. Realmente fuera de época reproductora es tan difícil como localizar un urogallo, además la situación de esta especie en UK no es muy favorable. La única ventaja con la que contábamos era que es una especie de medios abiertos, mucho más fácil a la hora de buscar que la densidad del bosque donde habita el urogallo. Con la seguridad de haberlo observado en años anteriores partimos hacia la misma zona. De camino vimos varios ostreros euroasiáticos con sus pollos. A pesar de madrugar y dedicarle muchas horas solo lo consiguió ver uno de los participantes y apenas unos segundos. Los demás estuvimos entretenidos con corzos, pardillos alpinos, camachuelos, lúganos y zarapitos. Habrá que esperar a otra ocasión. Por la zona pudimos ver piquituertos, pero de los nuestros, no de los escoceses. 

Ostrero euroasiático con pollo (Haematopus ostralegus)

Piquituerto común (Loxia curvirostra)

Más bosques, lochs y marismas pusieron la nota final a nuestra aventura. Archibebes, busardo, mosquiteros silbadores, gaviotas canas, cornejas cenicientas y escribanos palustres en un precioso plumaje nupcial fueron las últimas incorporaciones del día a nuestros listados. 

Amanecía y ya estábamos a mitad de viaje pero nos quedaba subir las montañas del Parque Nacional de los Cairngorms antes de abandonar el interior y acercarnos a las Islas Hébridas Interiores. Preparamos la ropa de montaña y la de abrigo, porque a pesar de ser junio las temperaturas pueden bjaar mucho en esas cotas. Una vez en los base, caminamos hacia arriba con la intención de buscar aves típicamente alpinas. Las collalbas y los bisbitas alpinos nos dieron la bienvenida, aunque a quien esperábamos de verdad era al escribano nival. Hubo que esperar a después de la primera parada larga para localizarlos. Alli vimos a una pareja bastante atareada con sus dos crías. Iban y venían con abundantes cebas que encontraban a nuestro alrededor. Con este buen sabor de boca nos fuimos a comer. Disfrutamos de las vistas y tomamos un delicioso café. A la bajada encontramos varias liebres variables persiguiéndose por las laderas y aunque antaño fue un buen lugar para observar lagópodo alpino, hoy en día la masificación de la montaña ha favorecido la desaparición de algunos territorios. Afortunadamente se han tomado algunas medidas recientes que están teniendo buena repercusión y pudimos observar excrementos y restos de camas y plumas de lagópodo alpino.

Bisbita pratense (Anthus pratensis)

Macho de escribano nival (Plectrophenax nivalis)

Macho de escribano nival cebando a un pollo (Plectrophenax nivalis)

Macho de escribano nival (Plectrophenax nivalis)

Liebre variable (Lepus timidus)

Excrementos de lagópodo

Plumas de lagópodo alpino (Lagopus muta)

Nuestro siguiente paso sería acercarnos a Oban para coger el ferry que nos llevaría a la Isla de Mull, donde pasaríamos 2 días entre aves marinas. Mientras esperábamos pajareamos por el puerto y además de gaviotas canas y cormoranes grandes pudimos observar 3 araos aliblancos, una especie preciosa. A diferencia de los araos comunes, estos son más solitarios y no se ven en las enormes colonias de aves marinas. Con esta buena observación iniciamos el trayecto en ferry a Mull donde ya pudimos observa grupos de araos, alcas charranes e incluso alcatraces atlánticos.

De camino al alojamiento hicimos varias paradas estratégicas para observar aves y los ostreros, los zarapitos reales y tinadores fueron los que más gustaron a nuestros participantes. Y aunque principalmente mirábamos hacia la costa habría que estar pendientes, porque la Isla de Mull es territorio del pigargo europeo. Finalmente llegamos al hotel y dimos una vuelta por el pintoresco pueblo de Tobermory viendo gaviotas, garzas y otras aves, pero principalmente descansando y haciendo un poco más de turismo. Fue un final relajado para un día de mucho viaje.

Al día siguiente viajamos hasta el puerto desde el que saldría nuestro barco en dirección a las Hébridas Interiores, donde pasaríamos un día completo en mitad de una colonia de aves. Llegados a este punto os dejo una ristra de fotos, ya que vale más una imagen que mil palabras. Espero que os gusten.

Alca común (Alca torda)

Arao común (Uria aalge) ejemplar con brida.

Frailecillo atlántico (Fratercula arctica)

Pareja de alca común (Alca torda)

Cormorán moñudo (Gulosus aristotelis)

Frailecillo atlántico (Fratercula arctica)

Págalo grande (Stercorarius skua)

Vista lejana de la colonia.

Fulmar boreal (Fulmarus blacialis)

Focas grises (Halichoerus grypus)

Pigargo europeo (Haliaeetus albicilla)

Como podéis ver en las fotos fue una experiencia fantástica que además pudimos cerrarla con la observación de un grupo de focas grises y de un hermoso pigargo europeo que nos pasó sobrevolando por encima del barco. Afortunadamente se posó y pudimos acercarnos con cautela para verle con detalle. El broche final para un día completo.

Al día siguiente partimos en dirección a Bass Rock, donde se ubica la colonia más grande del mundo de alcatráz atlántico. Allí, con un poco de lluvia hicimos la visita en barco. A pesar de que el año pasado la gripe aviar causó algunos estragos en la colonia y aparentemente se veía algo más "vacía", el espectáculo sigue siendo único. Junto con araos, alcas y gaviotas tridáctilas, los alcatraces crían en los acantilados de la isla y el bullicio de la colonia es espectacular. Fue una bonita forma de despedirnos de este fantástico viaje.

 
Grupo de alcatraces atlánticos en vuelo (Morus bassanus)

Alcatráz atlántico (Morus bassanus)

Vista de Bass Rock

Ha sido un viaje fantástico y nos quedamos con ganas de volver para ver de nuevo todas las especies que observarnos y quitarnos la espinita de las aves que se nos quedaron sin ver. 

¡Hasta pronto!

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