martes, 15 de marzo de 2022

Monfragüe, llanos de Cáceres y embalse de Arrocampo

¡Hola de nuevo!

Este fin de semana pasado tuvimos la suerte de guiar el viaje ornitológico a Monfragüe, llanos de Cáceres y embalse de Arrocampo dentro del programa de excursiones organizadas por SEO/BirdLife. Un viaje fantástico a disfrutar de los inicios de la primavera, la llegada de algunas aves estivales y de la riqueza de la tierra extremeña.

Un viaje fantástico a disfrutar de los inicios de la primavera

El sábado empezamos la excursión observando cópula de halcón peregrino, una de las parejas que anida en Madrid, mientras esperábamos al bus y los últimos compañeros. Esto prometía.

Pusimos rumbo a Navalmoral de la Mata donde hicimos una parada, desayunamos y recogimos a 4 personas más. Empezamos el viaje visitando el embalse de Arrocampo donde nada más empezar pudimos ver nubes de golondrinas y aviones comunes dando vueltas por el canal que acompaña el inicio de ruta. Desde ahí cetias ruiseñores, gallinetas y calamones nos daban la bienvenida. Estuvimos entretenidos con la pareja de martines pescadores yendo y viniendo, persiguiéndose y reclamando y tuvimos la suerte de ver bastante bien en vuelo hasta 3 avetorillos. Ya de lejos podíamos empezar a ver garcetas grandes, fochas y garcetas comunes. Avanzamos viendo gorriones morunos, fringílidos, currucas y viendo pasar bandos de moritos y unas pobres y tardías grullas. En el observatorio 2 hicimos esperas a ver si aparecía la polluela pintoja que habían estado citando. Sin embargo en su lugar cercetas, frisos, agachadizas, calamones y pájaros moscones aprovechaban los recursos que ofrece la orilla del embalse. Continuamos hasta el observatorio 3 donde empezamos a escuchar al críalo y al alcaudón real. Al primero acabó sacándonoslo una pareja de urracas avispadas. Al segundo lo pudimos ver sobre los almendros reclamando. Las gaviotas reidoras ya presentaban un precioso plumaje nupcial y aunque si que vimos garzas reales nos faltó alguna ardeida más. Desde lejos pudimos localizar la silueta de varios milanos negros y un águila pescadora que nos tuvo un rato entretenidos. Al final de la ruta, los nidos de las cigüeñas sobre el muro y las colonias de cormoranes de las torretas fueron la parte más entretenida antes de la vuelta. Comimos en Saucedilla donde los que quisieron acompañaron el bocata de una cerveza del bar junto al centro de visitantes y el resto comimos en los merenderos que hay justo al lado. Con el cielo gris y chispeando nos subimos al bus. Próximo destino llanos de Trujillo.

Ya de lejos podíamos empezar a ver garcetas grandes

Desde lejos pudimos localizar la silueta de un águila pescadora

Allí el día no nos dio tregua. Logramos aparcar el bus y nos fuimos andando junto a las grandes extensiones de pastizal y fincas ganaderas donde esperábamos que el fuerte viento y la lluvia nos permitiesen ver algo. Varias rapaces entre laguneros, buitres y milanos reales y negros hicieron más ameno el paseo mientras escuchábamos a las alondras, los trigueros y los bisbitas. En cambio ni rastro de las esteparias. Cuando ya volvíamos al autobús un bando de chorlitos dorados nos pasó por encima, nos rodeó y se marchó a lo lejos. Al menos no nos iríamos con las manos vacías. Una vez en el bus pusimos rumbo a Cáceres. Allí el mismo tiempo y peores caminos para el bus. Avefrías, bisbitas, calandrias, alondras, trigueros y un grupo sedimentado de chorlitos dorados nos compensaron la ausencia de otras esteparias. La lluvia poco a poco arreciaba, por suerte ya estábamos en el bus camino del hotel. Nos instalamos, cenamos y a descansar que al día siguiente visitaríamos el PN de Monfragüe.

Cuando ya volvíamos al autobús un bando de chorlitos dorados nos pasó por encima

El domingo amaneció como un día a la carta, ni una nube, sol resplandeciente y sin nieblas. Parecía que nos esperaba una buena recompensa por el día anterior en los llanos. Primera parada Salto del Gitano. Allí no nos fallaron ninguna de las esperadas, peregrino, culebreras, la perdicera en su nido, buitres leonados, alimoches y buitres negros. Entre los paseriformes nos hicieron disfrutar mucho los roqueros solitarios reclamando y persiguiéndose. Como curiosidad uno de ellos presentaba un leucismo parcial muy guapete. Aunque se hicieron de rogar, la pareja de cigüeña negra acabó apareciendo y haciéndonos disfrutar de los espectaculares brillos de su plumaje. 

Allí no nos fallaron ninguna de las esperadas, como el halcón peregrino

Buitre negro sobre el Salto del Gitano con dos buitres leonados detrás

Entre los paseriformes nos hicieron disfrutar mucho los roqueros solitarios reclamando y persiguiéndose

Aunque se hicieron de rogar, la pareja de cigüeña negra acabó apareciendo

La siguiente parada nos haría estirar más las piernas, nos esperaba la ruta de la Fte. del Francés. En la subida disfrutamos de la exuberante vegetación entre acebuches, olivillas, brezos, encinas, quejigos y alcornoques. De camino alucinamos con la abundancia de pinzones, carboneros, petirrojos y algún que otro zorzal. En el cielo milanos negros y cigüeñas negras nos "arreglaban" el cuello. De camino, asomados al Cerro Gimio pudimos ver una pareja de alimoches posadita y bien vista. Luego nos hicieron unas pasadas muy cerca tanto en la subida como en el propio Castillo donde nos regalaron unos vuelos únicos junto con los buitres pasándonos al lado. Parada para reponer fuerzas y bajamos al parking para ir a Villareal de San Carlos para comer. De camino encontramos dos ciervas, alguna curruca capirotada y pudimos observar a un trepador azul perfectamente durante varios minutos reclamando insistentemente. 

De camino, asomados al Cerro Gimio pudimos ver una pareja de alimoches

En el Castillo nos regalaron unos vuelos únicos los buitres pasándonos al lado

En Villareal de San Carlos disfrutamos de nuestros bocatas, de las golondrinas y los aviones cogiendo barro, y además algunas personas pudieron ver pico menor y picogordo junto con petirrojos, cogujadas y colirrojos tizones. Después de un rato de descanso y un café nos marchamos a la Tajadilla donde de primeras todo parecía bastante aburrido, la gente no entendía qué hacíamos allí hasta que apareció la pareja de águila perdicera persiguiendo primero a un inmaduro de águila imperial y después a un adulto. Allí sí la pudimos ver algo mejor que en el Salto del Gitano. Además de varias culebreras, escribanos soteños, lúganos una curruca carrasqueña y varias ciervas también vimos de nuevo a los picogordos. De ahí nos fuimos a la Portilla del Tiétar donde también nos costó colocar al bus. Mirando y mirando los huecos que conocía donde había criado el búho con anterioridad no parecía que este año estuviera allí metido, y la pareja de águila imperial tampoco hizo acto de presencia, pero pudimos ver lavanderas cascadeñas, andarríos chico y algunos roqueros solitarios muy muy cerca.

 Allí apareció la pareja de águila perdicera 

Después de un rato de espera pusimos rumbo a Madrid, donde nos despedimos de un fantástico viaje con 92 especies vistas, algo más flojito que otros años, pero el mal tiempo que tuvimos en los llanos no ayudó mucho. Aun así las escenas el paisaje y en general la calidad de los avistamientos fueron únicos, e inolvidables. Tenemos ganas de volver a visitar estos preciosos rincones.

¡Hasta pronto!

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