Todo comenzó el 08 de noviembre cuando un ejemplar de búho nival (Bubo scandiacus) era encontrado en la playa Virgen del Mar (Santander). La salud del individuo no es muy buena y es trasladado a un hospital de fauna donde fallece tiempo después por su mal estado. Entre los pajareros salta una alarma por sus escasos indicios de haber estado en cautividad y transciende como la primera cita para España de un ejemplar salvaje de esta icónica especie.
Hembra de búho nival (19/11/2021)
Durante dos días todo el mundo estuvo opinando sobre la procedencia del ejemplar, dudando sobre su origen salvaje y poniendo en el punto de mira un posible escape. La duda sobre el origen de este individuo surge por dos motivos: el primero, por el mercado que existe de esta especie en el mundo de la cetrería, que hacía a algunos pajareros dudar de su origen salvaje; y el segundo, por la lejanía de su distribución original (Escandinavia, Rusia y Norteamérica) sin citas en zonas intermedias como las islas británicas o el norte de Europa continental.
Tras varias noticias que llegan por distintas vías se esperaba debate para rato, aunque como se indicaba en el tweet de @rarebirdspain, de primeras no había indicios de haber estado en cautividad. Sin embargo no todo acababa aquí, se iba a armar un buen revuelo. Unos tweets después de confirmar la primera cita, esta misma cuenta de Twitter verifica una segunda observación, esta vez en Moniello, Luanco (Asturias) de hacía 3 días. Esta sería la segunda cita para España. Y al caer la tarde de ese mismo 13 de noviembre se vuelve a "relocalizar" en Cabo Peñas. Y digo "relocalizar" porque al día siguiente varios ornitólogos liderados por Daniel López Velasco, analizan el patrón del plumaje de los dos últimos avistamientos y concluyen que se trata de dos ejemplares distintos, una hembra y un macho jóvenes, por lo que tendríamos una tercera cita para España.
Historia del búho nival en la cuenta @rarebirdspain
A nosotros toda esta historia nos pillaría trabajando en dos fantásticas excursiones ornitológicas por dos lugares maravillosos de la geografía ibérica: en el Alto Tajo (excursión organizada por SEO/BirdLife) y las estepas de Calera y Chozas y el embalse de Rosarito. Allí ya hablábamos con los participantes de lo interesante de la observación y lo estupendo que sería poder ir a verlos. Poco a poco, comentándolo con los ellos empezamos a calentarnos y la idea inicial comenzó a coger forma. El plan en mente era: 4 horas y media por peajes. Se podía ir el día de antes por la noche y pasar el día siguiente observando al búho y regresando a Madrid con otras tantas horas y los correspondientes kilómetros de vuelta. Ya casi no podíamos dormir de la emoción.
Sin embargo, amanecimos el lunes 15 de noviembre sin noticias de ninguno de los dos búhos. Poco a poco nuestra ilusión se desvanecía. Pasaban las horas del lunes y no aparecía, llegó la tarde y cerramos la maleta. No habría misión búho nival. Muy probablemente no volverían a aparecer. Y así fue, el martes no hubo ni rastro de los búhos. Los pajareros locales y algunos aventureros estuvieron buscándolo durante todo el día sin éxito.
Sin embargo, el miércoles y el jueves volvieron a aparecer en otros puntos de la costa, pero se relocalizaron. Volvimos a hacer las maletas y el jueves a las 21.30 nos montamos en el coche con un amuleto en el bolsillo, comida en el maletero, un saco, un aislante y todo el equipo óptico. Tras la ruta esperada alcanzábamos la costa asturiana con las luces de la costa tintineando junto al Faro de Cabo Peñas.
Noche cerca de Cabo Peñas con el Faro a la izquierda
Al día siguiente el cielo amaneció despejado. A lo lejos la luz del Faro de Cabo Peñas
Amanecimos y con el desayuno que nos habíamos preparado en Madrid salimos en busca de los búhos. Los 10 minutos que había hasta el Cabo fueron larguísimos y constantemente vigilábamos los prados, las casas y sobre todo los tejados en los núcleos urbanos, ya que días antes el macho (la 3ª cita para España) se había observado sobre el tejado de una casa.
Cuando llegamos a Cabo Peñas pocos coches se acumulaban en el camino y pudimos dejarlo sin molestar. Sin embargo, a medida que nos acercábamos, las posturas de los observadores allí presentes y su actitud ya nos decían desde lejos que al búho no se le veía. Y así fue. llegamos y todo el mundo miraba para todos lados, comentaban cosas sobre dónde se vio el día anterior, observaban otras aves como chorlitos dorados o bisbitas de Richard. Y unos pocos nos decidimos a buscarlo en la costa. Nosotros personalmente abandonamos el grupo y fuimos en busca de recodos donde el búho pudiera estar refugiado del viento que soplaba hacia el Cantábrico. Y una hora después dimos con él. Una extraña mancha blanca llama nuestra atención en la pared baja de acantilado, en una lengua de piedras que se mete tierra adentro donde el viento no sopla absolutamente nada. Allí estaba, con su enorme y blanco disco facial observándonos con cara de "¿A qué esperais?".
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
El corazón nos iba a mil, entre las decenas de personas que habían venido a buscarlo, lo habíamos encontrado nosotros. En cambio estábamos solos en una pequeña depresión, no había otros pajareros cerca ni se nos veía desde el punto de Cabo Peñas donde estaba todo el mundo, por lo que después de tranquilizarnos un poco, montar el telescopio y sacar la cámara, dimos el aviso por los distintos grupos creados para comunicar los avistamientos. Una vez avisados y con conciencia de su ubicación aprovechamos para sacarle unas fotos. Varias ráfagas, buena luz, algo de sombra pero bueno a ver qué tal... ¡Oh no! ¡NO HAY TARJETA!
Corriendo a rebuscarla por la mochila y ponerla, mientras nos temblaban las manos. De los nervios y el viento los guantes se nos volaban, el móvil se nos caía, etc. Ya dejamos la mochila y conseguimos ponerlo todo a punto. Empezaron a llegar los primeros compañeros, algunos les hicimos señas, otros llegaron tras el aviso, pero en menos de 10 minutos ya estaba todo el mundo allí disfrutando de la hembra, que esta vez había encontrado un precioso posadero diurno refugiado del viento. Allí estaba tranquila, durmiendo gran parte del tiempo y acicalándose de vez en cuando, ajena a nuestra presencia. Pudimos observarla, disfrutar de su belleza y llevarnos un buen reportaje.
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Observadores y fotógrafos manteniendo distancia con el búho y con actitud respetuosa.
El amuleto que tanta suerte nos dio.
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Así se pasó toda la mañana hasta que sobre las 13.30 cuando ya no quedaba casi nadie y muchos de los allí presentes se habían marchado a comer, la hembra emprendió un precioso vuelo a nuestro alrededor para volver a posarse abajo en el acantilado. Tras estirar las alas, volvió a volar de nuevo, esta vez colocándose sobre la parte de arriba del cortado rocoso, esta vez al sol, donde quizás quiso entrar un poco en calor o solearse. Pero allí la dejamos sobre la vegetación del Cabo y con la luz sobre su plumaje blanco.
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
El búho nival normalmente cría en la tundra ártica, en ocasiones muy cerca del mar convirtiéndose en la rapaz nocturna más septentrional en su área de cría. Cría en Europa en zonas del norte de Groenlandia, norte de Escandinavia y norte de Rusia, y en Norteamérica, desde Alaska a gran parte de las islas de Canadá. El plumaje y el aspecto general del ave son inconfundibles. Los machos adultos son prácticamente blancos por completo mientras que las hembras son blancas con un fino barreado marrón. Este ejemplar concretamente se trata de una hembra en su primer invierno, por eso muestra ese plumaje profundamente barrado y oscuro.
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Normalmente los movimientos de los búhos nivales son muy conocidos y localizados. En invierno bajan a zonas más sureñas pero no recorren largas distancias a lo largo de los continentes. La migración en Estados Unidos es muy habitual y muchos ejemplares son observados a lo largo del año por las costa este del país llegados desde Canadá. Los ejemplares más meridionales en Europa son normalmente traídos por barcos desde el continente americano. Son muchas las observaciones de búhos en barcos incluso en la irrupción del invierno de 2013/2014 se llegaron a contar hasta 9 individuos sobre un barco que rodeó las costas españolas, francesas y holandesas. Es por eso que la llegada "ship assisted" es la más probable y defendida por los expertos hasta ahora.
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Durante la temporada de cría los lemmings son la principal alimento y la base de su dieta. Sin embargo son capaces de capturar una gran variedad de presas, desde pequeños y grandes mamíferos hasta aves. Aunque se desconoce cuál es la dieta de estos búhos aquí en la costa asturiana, una egagrópila encontrada estos días revela que los búhos nivales pueden estar alimentándose de urracas en algún dormidero cercano.
Hembra de búho nival en Cabo Peñas (19/11/2021)
Su situación actual es preocupante y está catalogado como VU (Vulnerable). Su población se ha visto ligeramente mermada y sus territorios de cría son muy vulnerables al aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático. La falta de nieve y la mayor frecuencia de lluvias, provocadas por el aumento de las temperaturas, disminuye las poblaciones de lemmings que como ya comentábamos son la base de su dieta.
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Holt, D. W., M. D. Larson, N. Smith, D. L. Evans, and D. F. Parmelee (2020). Snowy Owl (Bubo scandiacus), version 1.0. In Birds of the World (S. M. Billerman, Editor). Cornell Lab of Ornithology, Ithaca, NY, USA. https://doi.org/10.2173/bow.snoowl1.01
Excelente artículo, muy completo y bien documentado. Enhorabuena por haber sido tu el que localizó ese día al buho, yo fuí uno de los afortunados que estaba por allí a primera hora y pude acudir rápido a "coger sitio", y aguanté allí también hasta la 13h 30' para verle despegar y volar por la zona hasta volver a posarse en el brezal. Enhorabuena también por las fotos y tomo nota del blog. Un saludo. Juan Luis Galindo
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