martes, 29 de noviembre de 2016

El Bebedero del Pardo

A apenas 30 minutos de la capital, se extiende el bosque mediterráneo más importante de toda la Comunidad de Madrid y uno de los que presenta mejor estado de conservación en cuanto a su flora y su fauna. Se trata también de uno de los mejores lugares a los que ir a ver la berrea de los ciervos y la ronca de los gamos dada la abundancia de ambos mamíferos. También es hogar de otros muchos animales como jabalís, conejos, zorros o la imponente y elegante águila imperial ibérica.

Sin embargo, nuestros protagonistas de hoy son de talla más pequeña y colores más vistosos. Se trata de las aves forestales que viven entre encinas y matorrales de este bosque adehesado. La variedad y riqueza de este lugar atrae a muchas especies de aves, como la curruca carrasqueña, el rabilargo ibérico, los mirlos, lavanderas o los petirrojos. Todas estas aves de diferentes preferencias coinciden en un mismo punto de este espacio natural tan extenso. Se trata de un pequeño aporte de agua que encharca el terreno, haciendo más accesible el agua a los habitantes del bosque y que se ha convertido en el bebedero del Pardo.


Cuando uno se va acercando, ya puede ir escuchando el jolgorio y los cantos de tan alegres aves, que tras revolotear, acaban disfrutando de este tranquilo rincón. 

Los más abundantes son los herrerillos, que llegan de todas partes a beber agua y bañarse. Sus hermosos colores amarillos y azul resaltan y se reflejan en el agua, haciendo de este momento un recuerdo único y precioso que por supuesto queda fotografiado.

Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) acercándose a beber.
Los reflejos en el agua son tan bonitos como el plumaje de esta especie.
Herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) acercándose a beber.
A pesar de que son especies solitarias, se pueden ver varios ejemplares juntos en este bebedero.

Los siguientes en llegar son los bandos de jilgueros, que son más tolerantes y crean bandos de varios ejemplares. Esto les sirve mucho como supervivencia comunal, es decir, si uno de ellos encuentra una fuente de agua y por defecto todos acaban saciandor su sed en ella. De esta forma, en este el bebedero del Pardo, llegan muchos jilgueros a bañarse y beber. Muchos son adultos y ya presentan los colores llamativos típicos de esta especie, mientras los pollos del año carecen de las plumas rojas que aprecen en la cara de los adultos.

Juvenil (izda.) y adulto (drcha.) de jilguero común (Carduelis carduelis) bebiendo en el Pardo.
Carboneros comunes y papamoscas cerrojillos son las otras dos especies que siguen llegando desde todos los rincones del Pardo. Aquí se juntan hasta seis o siete especies diferentes con un mismo fin, beber y bañarse.

Carbonero común (Parus major) se acerca sigilosamente a beber.
Son desconfiados y tratan de pasar el menor tiempo posible  en el bebedero.
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) cerca del bebedero.
Esta especie es más habitual durante el otoño y el final del verano.

Entre tanto, se acerca pasando desapercibido, un reyezuelo listado.  Su pequeño tamaño hace que el resto de especies no se percaten de su presencia hasta que está cerca. En ese momento el tamaño marca la diferencia y el pobre y chiquitín reyezuelo se aparta un poco a una esquina del bebedero y se pega un buen baño. Menudas pintas tiene después del lavado, parece que haya salido de la centrifugadora.

Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) se acerca tímidamente intentando pasar desapercibido.
Su tamaño, de apenas 9 cm le convierte en uno de los pájaros más pequeños de nuestra fauna.
Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) tras el baño parece una bola de algodón mojada.
Las aves necesitan agua para beber y bañarse. Este recurso de vida es particularmente importante durante dos épocas del año; en invierno, cuando muchos de los aportes cotidianos se han congelado y las aves no pueden acceder a ellos; y en verano, cuando las cálidas temperaturas y la sequía hacen difícil la tarea de buscar agua. Pero para entenderlo mejor, puedes ver este pequeño vídeo que muestra la diversidad del Monte del Pardo, su riqueza y la importancia del agua para las aves.

Música: Daniel Daguerre Narración: Jesús Palop

Como habrás comprobado en el documental, los trepadores azules, especies acostumbradas a estar subiendo y bajando por los troncos, se acercan esta vez hasta el bebedero para lavarse las plumas y por lo tanto protegerse mejor frente al frío. Es sorprendente también ver a otra de las especies, que en ocasiones ha compartido tronco con los trepadores. Hablamos del agateador europeo que se acerca también hasta el bebedero sin antes bajar trepando desde el tronco más cercano.

Trepador azul (Sitta euroepeae) en el suelo cerca del bebedero. 
Agateador europeo (Certhia brachydactyla) parece que con ese pico tan fino le cueste beber agua.
Es gracioso ver de vez en cuando esta especie tan trepadora y ágil por los suelos.

A medida que avanza la mañana, el número de aves que se ha acercado a beber hasta aquí supera las expectativas. El número de especies es cada vez mayor y todavía nos quedan muchas para que nos visiten. Una de ellas, de hermoso colorido pasa ahora por una de sus mudas y no puede mostrarnos sus amarillos, negros y pardo rojizos que decoran normalmente su plumaje. Nos referimos al escribano soteño, que sin el típico antifaz puede parecer hasta un triguero.

Escribano soteño (Emberiza cirlus) otra de las especies que depende de este manantial.

Cuando casi parece que todo se está acabando y que ya lo único que va a venir a beber son herrerillos, aparece un grupo de pajarillos que suena familiar. De cola larga y muy redondos, el bando de mito se mueve ágil entre las ramas antes de ir a parar a nuestro concurrido bebedero. Pero antes, mucho antes incluso de que lleguen a posarse en el agua, un macho de pinzón se les ha adelantado y ya casi ha logrado saciar su sed.

Macho de pinzón vulgar (Fringilla coelebs) entre las especies que bajan a beber.
Los machos presentan estos colores, mientras las hembras son algo más apagadas.
Mito común (Aegithalos caudatus) en este caso anillado.
Su larga cola y su rechoncho y pequeño cuerpo le dan un aspecto muy adorable.

Finalmente y ya casi cuando me estoy yendo, aparecen tres nuevas especies que no habían llegado antes. Las tres presentan colores amarillos, vaya coincidencia. Se trata del serín verdecillo y los mosquiteros común y musical, a este último parece que el bebedero le ha venido muy bien, así podrá reponer fuerzas antes de continuar con su migración.

Serín verdecillo (Serinus serinus) con sus llamativos amarillos cerca de la orilla.
Mosquitero común (Phylloscopus collybita) dejando reflejar su ceja amarilla sobre el agua.
Mosquitero muscial (Phylloscupus trochilus) reponiendo fuerzas antes de continuar su largo viaje.

Como bien muestra el documental, la dependencia de las aves sobre este y otros muchos manantiales, fuentes y abrevaderos puede poner en riesgo su supervivencia durante el próximo invierno. El acceso a agua para estas aves de apenas unos gramos puede marcar la diferencia. Por eso, además de colocar comederos en tu jardín para ayudar a las aves durante el invierno, incluye también algún aporte de agua, seguro que ellas te lo agradecerán.







No hay comentarios:

Publicar un comentario