martes, 14 de febrero de 2017

Ruta ornitológica: Naturaleza al sureste

Hola a todos.

La semana pasada salimos de ruta ornitológica por el Parque Regional del Sureste, en Madrid, a descubrir algunos de los rincones de este inmenso Espacio Natural Protegido. Fuimos con el objetivo de contemplar los bosques de taray, los humedales que los rodean (resultado de las graveras abandonadas) y las aves invernales que todavía esperan a que mejore el tiempo para comenzar su viaje de vuelta a las zonas de cría.

Nada más empezamos la ruta, pudimos ver muchos mosquiteros comunes, revoloteando como colibrís por encima de los cardos y las hierbas de la vera del camino, se ve que las temperaturas están aumentando y los insectos, de los que se alimentan, también están de vuelta.

Mosquitero común - Phylloscopus collybita

Algunos colirrojos tizones también aprovecharon este periodo de calorcito que llenó el campo de mosquitos. Los machos salían a saludarnos.

Macho de colirrojo tizón - Phoenicurus ochruros

Aunque a lo largo del día las temperaturas llegaron hasta los 15ºC, empezó la mañana en 0-1ºC, lo que recuerda que en Madrid todavía se pueden ver avefrías. Y eso pudimos hacer. Los campos de cultivo que también están presentes en el sureste, fuero un lugar estupendo para ver muchísimas garzas cazando junto a cigüeñas y por supuesto para encontrarnos con varios bandos de avefría europea que en algunos casos superaban los 100 individos.

Bando de avefría europea - Vanellus vanellus

Bando de avefría europea - Vanellus vanellus

Tras varios minutos disfrutando de estos maravilloso bandos, mezclados con estorninos, continuamos nuestra ruta paralelos a los campos de cultivo que esta vez atraían a varios cuervos gritones y a algún aguilucho lagunero occidental que nos sobrevolaron sutilmente.

Cuervo grande - Corvus corax

Hembra de aguilucho lagunero occidental - Circus aeruginosus

Los lados de los caminos son auténticos paraísos, donde puedes escuchar moverse multitud de pequeños pajarillos como petirrojos, jilgueros, cogujadas o pinzones vulgares, que dejan oír su inconfundible y metálico "pink-pink".

Pinzón vulgar - Fringillia coelebs

Había muchos escribanos palustres también en los árboles y entre la vegetación. Vimos que algunos machos ya habían comenzado la muda y tenían la cara muy negra. Parece que se están preparando para ponerse guapetes y atraer a las hembras.

Hembra de escribano palustre - Emberiza schoeniclus

Las currucas, aunque ya las llevábamos escuchando un rato, hasta que no vimos al macho coqueto no paramos de buscar entre las retamas y los taray. Suerte que en un momento de despiste salió de entre la densidad de la vegetación para posarse en un cardo seco. En efecto, nuestras sospechas eran correctas, un bonito macho de curruca cabecinegra nos llevaba siguiendo todo el camino.

Macho de curruca cabecinegra - Sylvia melanocephala

Otros cantos del campo, como el insistente escribano triguero, nos amenizaron la mañana en la que la ropa de abrigo de por la mañana empezaba a sobrarnos por el calor.

Escribano triguero - Miliaria calandra

Los carboneros también estuvieron muy activos durante la ruta y bastante atrevidos, pues se nos acercaron lo suficiente como para poder verlos bien. Ya se podía empezar a ver algunas parejas revolotear juntas.

Macho de carbonero común - Parus major

Entre tanto y ya una vez llegamos a la zona en la que los campos de cultivo pasan cerca del río, pudimos ver la joya de la jornada, un elanio azul contemplando el panorama desde un árbol seco que salía de entre los carrizos que acompañan al río. Gracias a que estaba relativamente lejos pudimos estar un buen rato observándolo, hasta que se sacudió las plumas, remonto el vuelo, estuvo un rato cerniéndose y pronto se lanzo en picado hacia un barbecho donde cogió un animal del tamaño de un roedor y se lo llevo hasta una estructura de riego, donde paso unos minutos comiendo, acicalándose para después desaparecer en el horizonte. Un hermoso encuentro con un ave de extraordinaria belleza, tanto por su plumaje, como por su mirada.

Elanio azul -  Elanus caeruleus
Una vez dejamos atrás los cultivos para adentrarnos en el bosque de taray y los chopos de la ribera, donde el relincho del pito real resuena a cada paso, pudimos ver la influencia de la invernada de gaviotas en la Comunidad de Madrid. Más de 100 gaviotas sombrías entre aproximadamente 200 gaviotas reidoras en diferentes estados de muda. Algunas de ellas ya llevaban la cabeza negra mientras que otras todavía mantenían las manchas del plumaje invernal.

Bando mixto, de mayor tamaño la gaviota sombría -  Larus fuscus.
Algo más pequeña la gaviota reidora - Chroicocephalus ridibundus

En las zonas inundadas pudimos aprender a diferenciar edades y plumajes, sobre todo de gaviota reidora, gracias a su abundancia en el humedal.

Bando de gaviota reidora - Chroicocephalus ridibundus

La influencia del agua se hizo notar cuando dejamos de ver tantas especies típicas de campos de cultivo y comenzamos a ves aves acuáticas. En el río muchos ejemplares de zampullín común, cuchara común o ánade friso aprovechaban el agua para refrescarse un poco ya que la mañana empezaba a ser calurosa, con casi 20ºC, comparada con los días previos. También vimos cercetas y azulones que nos alegraron la mañana con sus frenéticos vuelos.

Machos y hembra (centro) de ánade azulón: Anas platyrhynchos
Macho de cerceta común - Anas crecca

Este aumento de las temperaturas hizo que muchas rapaces se desperezaran y salieran a campear para llenar sus buches. El más presente fue el busardo ratonero, que estuvo un rato gritando desde el aire y dejándonos un rato para diferenciar siluetas en vuelo.

Busardo ratonero - Buteo buteo

Justo después apareció una silueta como una flecha haciendo un picado hacia el bosque de taray. Se trataba de un azor, un voraz azor con la mirada puesta, seguramente, sobre algún ave de tamaño medio. De lo rápido que fue apenas nos dio tiempo a fotografiarlo, fue como una flecha.

Azor común - Accipiter gentilis

Ya llegando al final de la tarde pudimos ver una pareja de cernícalo vulgar hacer se arrumacos después de dejarnos ver dónde estaban pensando criar esta temporada.

Macho de cernícalo vulgar - Falco tinnunculus

Por debajo de los cernícalos y junto a más de 10 grazas reales, una pareja de garcetas grandes caminaba entre los cultivos dejando ver su largo cuello blanco.

Garceta grande - Egretta alba

Por último, nos cruzamos con esta abubilla, que parece señalarnos que dentro de algo más de un mes nos toca cambiar de estación y que sus compañeras viajeras volverán de África para deleitarnos con sus cantos distintivos: "hup-up-up".

Abubilla - Upupa epops

¡¡Hasta pronto!!


Vente a disfrutar del mejor turismo de naturaleza más cerca que nunca, encuentra tu actividad para descubrir un mundo que creías más lejos. Atrévete a elegir tu modo de redescubrir Madrid.

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Educación Ambiental


1 comentario:

  1. Mis 2 webs (sin publicidad) pueden interesarle a usted o a sus compañeros de rutas: http://yofrenoelcambioclimatico.blogspot.com (MENOS es MEJOR) y http://plantararboles.blogspot.com, manual para reforestar, casi sobre la marcha, sembrando las semillas que producen los árboles autóctonos en la misma comarca de su recolección. Salud, José Luis Sáez Sáez

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