martes, 5 de abril de 2016

La diversidad de la Costa da Morte III

Última entrada de una serie de tres capítulos que nos han llevado a las escarpadas y rocosas costas gallegas de poderosas olas y fuertes corrientes. En las anteriores visitas nos paseamos por la playa de Baldaio y las Islas Sisargas (Ver "La diversidad de la Costa da Morte I"), recorrimos la ensenada A Insua, visitamos la Laguna Traba y nos acercamos a ver las olas romper contra las rocas a dos de los cabos más famosos de esta costa, el Cabo Vilán y Touriñán (Ver "La diversidad de la Costa da Morte II"). En esta ocasión nos acercaremos a otra de las muchas lagunas costeras de Costa da Morte y a una playa llena de vida, desde donde desvelaremos qué habitantes ocupan estas tierras.

Estos son los únicos "bañistas" de uno de los lugares de los que vamos a hablar.

Playa de Carnota

Dentro de la comarca de Muros, se accede desde la población con la que comparte nombre, lugar donde se encuentra uno de los mayores hórreos más largos del mundo, el Hórreo de Carnota con casi 35 metros. Si hablamos de tamaños cabe destacar los 12 km de longitud (entre arena y rocas) de la playa de Carnota, distancia que aprovechan multitud de aves playeras para descansar en bandos invernales de cientos de individuos.

Situación de la playa de Carnota (nº 9) en la costa gallega.

Desde Carnota se puede acceder a la playa de forma cómoda por una carretera asfaltada y dependiendo de lo lleno de coches que esté, se puede dejar este en un pequeño aparcamiento justo en la playa. A partir de aquí nos tendremos que acercar a pie, lo que es un privilegio ya que hay unas pasarelas que facilitan el proceso. Desde aquí podremos observar algunas de las especies que se quedan separadas de la costa, sobre todo las ardeidas, la garza real y la garceta grande, dos o tres lavanderas blancas y algún que otro cormorán grande persiguiendo a los peces que se quedan atrapados al bajar la marea.

Garceta grande (Egretta alba) en una de las rocas de la playa de Carnota, en la zona inundada.

Si lo que queremos es acercarnos a la costa para ver algunas de las aves playeras, debemos salir de la pasarela por los lugares indicados y mantenernos a una distancia prudente para no ahuyentarlas. Con cuidado y tras unas rocas salientes se puede ver fácilmente algunas especies frecuentes en estos ecosistemas. Lo que mas abunda son limícolas, entre las que se encuentran zarapitos, agujas, correlimos, andarríos, ostreros, etc. También se pueden ver gaviotas y cormoranes estos últimos sobre las rocas de las playa.

Aguja colipinta (Limosa lapponica) entre todas las limícolas de la playa.
La tranquilidad de este lugar les da un respiro a estas aves y pueden descansar.
Siete chorlitos grises (Pluvialis squataroia) destacan por sus plumajes moteados.
En vuelo esta especie presenta una marca única, una mancha negra en cada axila.
Correlimos común (Calidris alpina) en primer término se ven pequeños al lado de los chorlitos.
Su plumaje oscuro los diferencia de los correlimos tridáctilos del fondo.
En época estival es más fácil diferenciarlos porque se les pone el vientre muy oscuro.
Gran grupo de correlimos tridáctilos (Calidris alba) al fondo se ven mucho más claros que el resto de especies.
Ostreros euroasiáticos (Haematopus ostralegus) en la orilla de la playa descanando.
Un grupo bastante nutrido, como de 20-30 ejemplares. 
Bando de zarapito real (Numenius arquata) durmiendo en la costa.
Hasta ahora son las limícolas de mayor tamaño que se encuentran en la playa.
Sus curvados picos son inconfundibles y delatadores, además asoman por encima del resto de limícolas.

Se trata de una playa dinámica, algún que otro bando de limícolas pasa cerca de la orilla en busca de un lugar en el que descansar. Algunos son fácilmente identificables desde la lejanía, es el caso del chorlito gris, que en vuelo deja al descubierto una mancha negra en las axilas. Tras varias pasadas teminan por aterrizar en la arena. Sin embargo otras aves, como las marinas, no comparten mencionados hábitos, sino que descansan o acicalan sus plumas en los salientes rocosos que hay en la playa. Es bastante común observar allí a cormoranes o gaviotas en estos posaderos rocosos que acaban volviéndose blancos por la acumulación de excrementos.

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) sobre las rocas.
Se trata de una de las gaviotas más abundantes y extendidas en nuestro país.
Varias especies de cormoranes, cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) y cormorán grande (Phalacrocorax carbo).
El moñudo  es más pequeño y no posee la mancha blanca en el pico. En la imagen hay dos, ¿sabes cuales?
Los cormoranes grandes no tienen las plumas de la frente levantadas a modo de mini-cresta.

Laguna de Louro

Al sur de la playa de Carnota se extiende una pequeña península que va desde Lira hasta Louro y su faro por el oeste y hasta Muros por el este. En Louro, se puede acceder por carretera a esta laguna interior separada del mar por una gran duna de arena.

Laguna de Louro (nº 10) al sur de la playa de Carnota (nº 9)

Si se sale desde Carnota en dirección Louro, se puede ir haciendo paradas a ver la diversidad de aves que esconden los pequeños bosquecillos que se forman a la entrada de algunas poblaciones. Allí las aves más comunes como estorninos y jilgueros se pueden observar fácilmente en los alrededores de casas y huertas. Durante nuestro paseo por una agradable y típica aldea gallega pudimos ver también un nutrido bando mixto de jilgueros lúganos aprovechando los frutos del Platanus hispanica. Aunque estos no fueron los únicos habitantes alados, la diversidad nos sorprendió bastante.

Cistícola buitrón (Cisticola juncidis) sobre una ramita de un árbol seco.
Este pequeño pajarillo evidencia su presencia con un repetitivo sonido muy caracteristico.
En vuelo emite un "tsip" que delata su presencia.
Macho de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros) sobre una roca.
Es mu fácil detectar a esta especie sobre las rocas, le encanta situarse ahí mientras rebota su roja cola.
Para saber más sobre la especie haz clic en: Colirrojo tizón
Grupo de estorninos negros (Strunus unicolor) sobre el tejado de una casa en una de las poblaciones.
Es una especie gregaria y no es raro ver volando grupos enormes que en ocasiones parecen nubes de aves.
Jilguero europeo (Carduelis carduelis) otra especie gregaria pero con grupos más pequeños que los anteriores.
Sus colores alegran los campos ahora que no ha llegado la primavera más floral.
Hembra de jilguero lúgano (Carduelis spinus) alimentándose de los frutos de Platanus hispanica.
La hembra se puede confundir con los verdecillos, por sus colores verdes apagados y amarillos.
El macho es algo más reconocible, pues posee un píleo muy negro una caractérisitica única de la especie.
Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla) entre las retamas de la cercanía a una población gallega.
Entre otras cosas, desataca su ceja blanca que se ve muy bien independientemente de los escondido que se encuentra.

Aquí se concentran a descansar un buen número de aves durante sus pasos migratorios. Las especies que aquí paran a descansar suelen ser anátidas y otro tipo de acuáticas. Desde la orilla, poco preparada para la observación de aves, se puede ver garzas reales, anátidas, zampullínes y unas cuantas especies más. Lo cierto es que lo apartada y escondida que está le da un toque de misterio.


Grupo de zampullín común (Tachybaptus ruficollis) jugueteando en el agua.
Si se juntan varios zampullines se les puede ver juguetear, bucear, saltar, nadar, etc
Espátula común (Platalea leucorodia) en la laguna de Louro.
Es una de las sorpresas que puede ofrecer la laguna, auqnue también la variedad de especies.
Garza real (Ardea cinerea).
Varias garzas se extendían por toda la laguna, algunas en la orilla donde podían pescar más resguardadas.
A este ejemplar le gustó mucho posar para nosotros y se paseaba de aquí para allá.
Pareja de cerceta común (Anas crecca) algo escondidas, fue sorpresa dar cone ellas.
Si se emplean unos minutos para chequear la laguna se pueden dar con algunas aves escondidas por las orillas.
Grupo de ánades frisos (Anas strepera) bastante distraídos en el fondo de la laguna.

Con algo de melancolía despedimos esta tierra de hórreos, este lugar de humedad que trae vida a sus paisajes. En este pequeño y último tramo del viaje hemos podido contemplar y disfrutar de la diversidad de sus playas, sus rocosas costas, sus ricos humedales y sus bosques llenos de vida. No es una comarca que pasar por alto, merece la pena hacer una parada en estos lugares, no solo en estos últimos, también en los mencionados en las entradas anteriores:

-.Playa de Badaio.- 
-.Islas Sisargas.- 
-.Ensenada A Insua.- 
-.Laguna Traba.- 
-.Cabo Vilán.- 
-.Cabo Touriñán.- 
-.Playa de Carnota.- 
-.Laguna de Louro.- 


"¡Hasta pronto Galicia!"

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