martes, 26 de abril de 2016

¿Quién es quién? VI

A cuatro días de que despidamos al mes de abril, y habiendo empezado a oír a los vencejos en nuestras ciudades y pueblos o habiendo visto también a golondrinas y aviones comunes coger barro para montar sus ingeniosas casas, podemos decir que las aves están en su momento dulce y que, ¡¡ha llegado la primavera!!

Las aves comienzan ahora una de las tareas más difíciles, la cría y la reproducción. Se trata de un momento clave para ellas. Una manera de celebrar esta fiesta de espectaculares plumajes o alegres cantos y trinos, puede ser retomar de nuevo el famoso juego del "¿Quién es quién?". Como recordaréis, en este reto ponemos a prueba los conocimientos que hemos visto durante las entradas pasadas. ¿Sabrías reconocer tres especies que han quedado parcialmente escondidas? ¿O estás tan perdido como nuestro búho Sabiuho?


Recuerda que había tres niveles de dificultad, la incógnita nº 1 es un ave más o menos sencilla, común y de fácil identificación, por lo que vale 10 puntos, la nº 2 se pone complicada, por lo que le damos 20 puntos y la nº 3 se diferencia poco de otras aves o queda bastante tapada en la foto, por lo que son 30 puntos si la aciertas. Si no estás muy seguro pero más o menos tines una idea de qué género es, te adjudicas 5 puntos ¿Qué puntuación crees que lograrás? Estate atento a las partes que quedan al descubierto y apunta tus puntos para saber qué tal quedaste:

Incógnita nº1
Averiguar especie: 10 pts // Averiguar género: 5 pts
Respuesta más abajo
Incógnita nº2
Averiguar especie: 20 pts // Averiguar género: 5 pts
Respuesta más abajo
Incógnita nº3
Averiguar especie: 30 pts // Averiguar género: 5 pts
Respuesta más abajo

¿Fácil? ¿Difícil? ¿Lograste los 60 puntos? 

Sea como sea estoy seguro de que con lo que hemos aprendido y tus conocimientos propios vas a conseguir averiguar todas y cada una de las especies que se esconden de nuestras miradas.

Esta actividad en muy útil para practicar nuestras salidas de campo, porque muchas veces las aves quedan parcialmente tapadas por la vegetación y otros elementos o simplemente pasan tan rápido que solo da tiempo a fijarse en una característica determinada desde la cual tendremos que identificar a la especie.

Soluciones:


Flamenco común (Phoenicopterus roseus)
Las patas largas, el cuello doblado y el característico color rosa son las pistas para dar con esta especie
Tarabilla europea (Saxicola rubicula)
El color negro de las alas y el collar blanco son las pistas para dar con esta especie.
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) macho
La barbilla blanca, el tono grisáceo y el anillo orbital rojo sobre el negro de la cabeza.
Esas son las pistas para dar con la especie.

martes, 19 de abril de 2016

Ontígola, hogar del aguilucho lagunero

Aunque el mar de Ontígola , situado en Aranjuez, pueda parecer pequeño, juega un papel importante en dos momentos concretos del año. Uno de ellos es el paso migratorio de las aves, pues supone un refugio idóneo para muchas aves durante sus viajes en dirección norte o sur. La temporada de cría, que ya ha comenzado, es el segundo momento importante para tan singular humedal. 

Quizás sea poco conocido, pero se trata de una de las primeras presas construidas allá por la época de Felipe II con el objetivo de regar los famosos jardines de Aranjuez. Actualmente el paso del tiempo le ha ido confiriendo un aspecto algo más natural, lo que ha supuesto que varias especies lo consideren un hogar.

Vista general del Mar de Ontígola. La extensión de carrizo ofrece multitud de beneficios para las aves.

Su importancia faunística ha impulsado la construcción de una torre elevada habilitada para la observación de aves. Aunque se ha de tener en cuenta su exposición, porque se puede espantar a determinadas aves mientras se sube a la torre. Conviene subir cuando no haya luz o con el mayor cuidado posible. Desde arriba se obtiene una visión general del humedal y se pueden detectar algunas especies que se mueven entre el denso carrizo, como es el caso del calamón común, que sería más complicado ver a ras del suelo.

Observatorio del Mar de Ontígola en la orilla sur del humedal.

Una de las especies que mayor partido consigue sacarle al humedal es el aguilucho lagunero occidental. Esta especie comienza a migrar desde el centro y norte de Europa y llega a la Península entorno a septiembre - octubre. Aquí pasará el invierno y durante esos meses, al llegar el ocaso, formará dormideros de varios individuos. Por esas fechas se les puede ver revoloteando el humedal en busca de alimento, unos vuelos dignos de ser observados.

Hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) mientras rastrea a baja altura el humedal.
Son depredadores voraces y se alimentan de roedores y pájaros que se mueven por los alrededores.
La hembra es fácilmente diferenciable gracias a esos hombros pintados de color crema.

Entre tanto revoloteo de aquí para allá y de allá para acá, tenemos la oportunidad de fijar nuestra mirada en el resto de habitantes del humedal, como en las pocas parejas de porrón europeo que quedan en Ontígola. También si bajamos la vista del cielo y la centramos en la lámina de agua podemos ver grupitos de oscuras fochas comunes comiendo macrófitos acuáticos (algas y plantas acuáticas). Durante los meses de invierno los efectivos de esta especie se ven aumentados por una llegada de aves del norte, aunque se trata de una especie bastante residente.

Focha común (Fulica atra) en el Mar de Ontígola, al sur de la Comunidad de Madrid.
Su alimentación es marcadamente vegetal y es fácil observarla con plantas y algas en el pico.
A menudo hace un reclamo muy explosivo, fuerte y corto que recuerda a un pii, pii.

Entorno a marzo, abril los laguneros que cruzaron Europa para llegar a la península, pondrán rumbo de vuelta a sus lugares de cría. Sin embargo, la importante población residente en España y concretamente la diminuta que se localiza en el Mar de Ontígola se pone manos a la obra en una nueva tarea, la reproducción. Ahora veremos que espectaculares vuelos despliegan estas increíbles rapaces.

Hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) en los alrededores del humedal.
Durante los meses de marzo-abril la actividad de los laguneros cambia drásticamente.
Se puede observar que ya no dedican tanto tiempo a la caza y que adoptan otros comportamientos.

Mientras los aguiluchos comienzan a alterarse por la defensa de territorios de cría o a alterarse por la presencia de hembras y machos extraños, unas aves más comunes van formando parejas para criar entre el denso carrizo. Os hablo de la gallineta común o del ánade azulón, que ya se han emparejado y buscan ahora un tranquilo, apartado y resguardado rincón dentro de la vegetación palustre en la que depositar la puesta de este año. Con algo de suerte y si todo marcha bien, podremos ver filas de patitos por el humedal en más o menos dos meses.

Macho de ánade azulón (Anas platyrhynchos) alterado por la presencia de varias hembras en el humedal.
Se trata del "pato" más conocido en el que además se diferencian muy bien macho de hembra.
Pronto podremos verla seguida de varios pollos nidífugos (que no se quedan en el nido).

Por estas fechas se puede observar bastante alboroto en el Mar de Ontígola. Varias parejas de aguilucho lagunero occidental están sobrevolando el carrizo, entrando y saliendo de él en busca de una buena plataforma flotante que sirva de nido durante los siguientes tres meses aproximadamente. Más o menos el primero para la incubación de los huevos y el resto para criar a los pollos. Aunque esta parte es muy espectacular todavía queda uno de los fenómenos más bonitos de este proceso.

Hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) saliendo del carrizo tras evaluar el lugar.
Ambos sexos realizan este proceso y se pueden observar cuatro o cinco machos y hembras entrando y saliendo.
Los machos son los más llamativos con sus alas grises de puntas negras.

Estos movimientos de rapaces causan un humedal bastante activo y alterado. Se ve a las rapaces muy activas, gritando y reclamando territorios, mientras que otras aves como el anterior macho de ánade azulón o algún que otro cormorán grande que emerge tras una apnea, se asustan bastante de los aguiluchos y están continuamente alarmándose y salen volando, para aterrizar más tarde en el agua de nuevo. En el caso de las anátidas que levantan el vuelo, forman todo un arcoiris de colores, mostrando, en el caso del ánade, un espejuelo azulado

Macho de ánade azulón (Anas platyrhynchos) en vuelo tras asustarse con los laguneros.
En vuelo, ambos sexos dejan ver un espejuelo azulado en las secundarias (plumas de vuelo más internas).
Los machos además presentan una cabeza verde esmeralda, aunque en ocasiones puede ser también azulada.

Según va llegando la primavera y con ella el mes de abril, podemos ver el momento más espectacular del proceso de cortejo entre aguiluchos laguneros, un vuelo majestuoso entre macho y hembra de que acaban entrelazando las patas mientras uno de los dos vuela boca arriba. Es un momento muy peligroso y requiere un dominio perfecto del vuelo, ya que cualquiera de los dos puede perder el control durante unos segundos y caer al agua o chocarse contra cualquier obstáculo, ya sean tendidos eléctricos u orlas forestales.

Macho y hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) momentos antes del vuelo descrito.
En este caso es la hembra la que va a llegar por debajo, pero también puede ser el macho el que tenga que volar boca abajo.
Este comportamiento no es único de la especie, muchas rapaces realizan estos vuelos acrobáticos como muestra de cariño.

Mientras uno se emboba mirando tan preciosas acrobacias aéreas, aviones comunes y golondrinas comunes pasan a ras del carrizo y del agua atrapando la elevada cantidad de insectos que llegan con el calor a este humedal interior. Su labor insecticida queda demostrada y es de agradecer. Por debajo de esos vuelos inquietos e hiperactivos de estos hirundinios (familia de aviones y golondrinas) se mueven otras dos anátidas muy conocidas, la cerceta y la cuchara común. Sus colores y los dibujos de su plumaje las hacen inconfundibles. 

Macho de cuchara común (Anas clypeata) con un precioso surtido de colores.
Un iris amarillo que destaca frente al verde oscuro de su cabeza y que adorma una cabeza en la que destaca el pico.
Un dorso oscuro en contraste con flancos blancos y pardos rojizos terminan por darle belleza al macho de esta especie.
Macho de cerceta común (Anas crecca) entre el carrizo.
Su plumaje es inconfundible, el dibujo verde y rojizo con bordes amarillos es único.
Desde lejos la mejor forma de diferenciarlo es fijándose en la mancha amarilla pálida del lateral de la cola.

Si volvemos a mirar hacia los aguiluchos, podremos ver que días después de los anteriores vuelos, la cosa está más sosegada, ya han establecido un territorio concreto que la hembra reclama y el macho vigila. Pronto y después de que la cópula tenga lugar, comenzarán un periodo de incubación de aproximadamente 30-40 días en el que la hembra intervendrá la mayoría del tiempo.

Macho de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) vigilando el nuevo territorio.
Su labor en la futura incubación será muy reducido, a penas unos relevos a la hembra.
Hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) sobre un taray seco.
Desde esta atalaya la hembra realiza unos gritos que se oyen desde lejos y avisan a los intrusos.

Algunas de las aves que intentarán evitar estas rapaces serán a los córvidos, como las grajillas occidentales que viven en los cortados cerca del Mar de Ontígola. Estas aves y el resto de miembros de su familia son expertos oportunistas y aprovechan cualquier despiste de los progenitores para robar los huevos o bien atacar a las crías cuando estas son todavía pequeñas.

Pareja de grajilla occidental (Corvus monedula) pasa volando por encima del humedal madrileño.
Estas aves son muy astutas y saben aprovechar cualquier circunstancia para hacerse con comida.

Con esto llegamos al final de este relato sobre los aguiluchos laguneros del Mar de Ontígola. Esperamos ver en dos meses unos preciosos pollos con las plumas ya desarrolladas practicando, aleteando y saltando para aprender e intentar remontar el vuelo entre el carrizo. 

¡¡Hasta entonces futuros padres!!

martes, 12 de abril de 2016

Migración en el Estrecho de Gibraltar

Aunque a día de hoy ya ha pasado de África a España y toda Europa la mayoría de las aves migradoras, todavía se puede ver pasar alguna especie en solitario. Durante el mes de marzo, abril y parte de mayo, las aves que una vez en otoño abandonaron el norte para pasar el invierno en el continente africano, regresan ahora en grandes o pequeños bandos o en solitario. El mejor momento, es el mes de marzo, aunque algunas especies pasan algo antes o algo después. 

Grupo de milanos negros (Milvus migrans) cruzando el estrecho con África de fondo.
En concreto los milanos son expertos planeadores que maniobran con soltura frente a los fuertes vientos.

En toda la parte española del Estrecho hay una red de observatorios y puntos clave para seguir la migración. Ninguno es mejor que otro, pues el paso de las aves por uno u otro depende de los vientos dominantes. De ser estos de poniente habrá que acudir a los observatorios de la parte este, mientras que si son de levante habrá que situarse en los de la costa oeste. Estas condiciones le dan un interés especial a esta zona del Estrecho.

Uno de los observatorios del Estrecho de Gibraltar.
Este en concreto es el de Punta de Guadalmesí.

En nuestro caso, mi buen amigo Alfonso Carmona y yo nos dirigimos hacia el Faro de Punta Carnero, más cerca de Algeciras que de Tarifa. El fuerte viento de poniente que hubo los días que allí estuvimos nos obligaron a situarnos en la parte este para poder ver el increíble paso de rapaces y otras aves.

Abubilla (Upupa epops) en un cable cerca del Faro Punta Carnero.
Gran parte de la población de esta especie iverna en África.
Sin embargo, en el sur de España se dan las condiciones idóneas para ciertas abubillas no tengan que migrar.
Charrán patinegro (Sterna sandvicensis) en el Faro Punta Carnero.
Si nos asomamos un poco a la costa hay posibilidad de ver aves marinas como esta.
Esta especie, realiza unos picados de vértigo para cazas pequeños peces que nadan pegados a la superficie.
Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) en la zona del Faro de Punta Carnero.
Los alrededores de la costa están muy matorralizados y pueden aparecer las currucas, que también están en paso.
Hay que destacar de esta especie el color de su iris y su anillo orbital, completamente rojo.
Curruca carrasqueña (Sylvia cantillans) en el Faro de Punta Carnero.
Los matorrales de la zona esconden estos pequeños duendes de sonidos carraspeados.
Para la carrasqueña hay que fijarse en las bigoteras de un blanco puro.
Hembra de tarabilla europea (Saxicola rubicola) en los alrededores del Faro de Punta Carnero.
A esta especie le encanta colocarse en la parte superior de los matorrales.
Los machos cantan desde ahí para atraer a las hembras. 

Lo cierto es que cuando llegamos allí pocas rapaces en migración pudimos observar, el viento era de poniente pero con una ligera dirección hacia el sur, lo que no beneficia a las aves que quieren pasar de Marruecos a España. Antes de que los vientos cambiaran nos movimos unos kilómetros hacia el oeste. Allí llegamos a una gran explanada donde había más personas esperando dar la primera bienvenida a las majestuosas rapaces que cruzan el estrecho.

Hembra de curruca capirotada (Sylvia atricapilla) cerca del punto de observación.
Macho y hembra poseen esa cabeza coloreada por encima del ojo.
En machos es negra mientras que en las hembras es de un pardo rojizo como el de la imagen.
Jilguero europeo (Carduelis carduelis) en los alrededores del punto de observación.
Es muy fácil de localizar, sus colores son muy llamativos, más aún cuando van en nutridos bandos.
Sus hábitos alimenticios le llevan a estos lugares donde abundan los cardos, de los que sacan las semillas.
Macho de pardillo común (Crduelis cannabina) subido a uno de los cardos de la explanada.
El macho presenta esa pechera roja tan característica, mientras que la hembra es mucho más parda.
Se trata de una especie gregaria en ocasiones, aunque ahora que se acerca la época de cría es más común ver parejas.
Hembra de pinzón vulgar (Fringillia coelebs) junto al punto de observación.
Las hembras son de este color parduzco tirando a verde amarillento, los machos son más rojos y grises.
En esta especie destacan las líneas blancas de las coberteras.
Alimoche común (Nephron percnopterus) en solitario pasando sobre nuestras cabezas.
Suele pasar en pequeños grupos junto a otros miembros de su especie.
Sin embargo, en este caso prefirió pasar el estrecho junto a un bando de milanos negros.
Cigüeñas negras (Ciconia nigra) dos ejemplares de un bando de cuatro.
Es una suerte poder ver a esta especie cruzando el estrecho.
A pesar de ello, en otras épocas forma grandísimos bandos para cruzar los 14 km del estrecho.
Culebrera europea (Circaetus gallicus) una de las primeras rapaces que identificamos cruzando el estrecho.
Esta peculiar rapaz que presenta una capucha oscura que le llega hasta el cuello.
Las culebreras llevan a cabo su travesía en solitario, van llegando de una en una.
En apenas una o dos horas se pueden llegar a contar más de 100 culebreras.
Milano negro (Milvus migrans) una de las rapaces que cruza el estrecho en grandes bandos.
Su color oscuro, sus 6 plumas primarias en forma de dedos y su sutil antifaz, lo diferencian del resto.
A lo largo del día se pueden llega a ver miles de milanos negros cruzando el estrecho.
Bando de milanos negros (Milvus migrans) cruzando el estrecho.
Estas rapaces son expertas planeadoras.
Apenas tienen dificultades para luchar contra los fuertes vientos que les alejan de la costa.
Águila calzada (Aquila pennata) cruzando en solitario este obstáculo e agua.
Esta especie es sencilla de diferenciar en su morfo pálido.
Las plumas de vuelo son todas negras, mientras que las infracobertoras son blancas.

Tras pasar un buen rato allí pudimos contar cientos de águilas, miles de milanos, algún que otro aguilucho cenizo y varios gavilanes. Otro día nos esperaba en Punta Guadalmesí, un punto algo más al oeste, a mitad de camino entre Algeciras y Tarifa, con un observatorio destinado a la observación de aves. Desde allí, teníamos de cara el continente africano, nos hizo mejor día y favoreció el paso de aves.

Tres alimoches comunes (Neophron percnopterus) de un grupo mayor, esta vez juntos.
Estas aves necrófagas son típicos buitres africanos que crían en nuestro territorio.
El veneno es una de las principales amenazas que hacen disminuir a la población.
Culebrera europea (Circaetus gallicus) tratando de cruzar el estrecho.
El veneno no es la única amenaza, toda la costa del sur de España está llena de aerogeneradores.
Las colisiones contra las aspas son otra de las amenazas a las que se enfrentan las rapaces en nuestro territorio. 

Milano negro (Milvus migrans) llegando de frente hacia donde estábamos.
Algunas aves llegan muy exhaustas y les cuesta remontar el vuelo una vez en tierra.
Aunque son pocos los casos de milanos, pues tienen un perfecto control de vuelo.
Milano real (Milvus milvus) cruzando el estrecho.
Se ven las claras diferencias entre una y otra especie.
En el milano real se aprecian unas marcas más claras en la parte inferior de las alas y carece de antifaz.
Preciosa imagen de un águila calzada (Aquila pennata) tras cruzar el estrecho.
En este caso se trata de un águila calzada en morfo oscuro, que se puede identificar fácilmente.
Para ello hay que fijarse en las últimas plumas primarias, que suelen ser más claras.
En esta imagen el ejemplar se encuentra muy lejos como para que esta diferencia sea perceptible.
Águila pescadora (Pandion haliaetus) llevando un pez en las patas.
Seguramente se trate de un ejemplar de la pequeña población reproductora del sur de la Península.
Para capturar sus presas practica la caída libre, abalanzándose sobre el pez que nada junto a la superficie.
Se trata de una técnica parecida a la que usan los alcatraces.
Alcatráz atlántico (Morus bassana) el rey de los picados.
Como ya hemos mencionado, esta especie captura a sus presas realizando caídas libres hacia el agua.
Lo que le diferencia de otras especies que utilizan esta técnica, es su capacidad para bucear tras caer en picado.
Esto le permite capturar los peces en superficie y otros uno o dos metros más profundos.
Cigüeñuelas comunes (Hirnantopus hirnantopus) en la rocosa costa del sur de la Península.
Características sus patas rojas y sus colores blanco y negro.
Hembra de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) en la torre vigía de Punta Guadalmesí.
A esta especie les encanta anida en huecos y grietas de edificios antiguos como este.
La hembra carece de la cabeza gris que sí tiene el macho.
Macho de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) planeando con los fuertes vientos de Punta Guadalmesí.
Aunque algunos llegan de África, también hay una población importante que se queda en la Península.
A pesar de que no se aprecia en la imagen, el macho es mucho más moteado en el dorso que su primo el cernícalo primilla.
Cogujada común (Galerida cristata) uno de los pocos aláudidos que hemos podido ver.
En este momento, no está mostrando su estupenda cresta y recuerda más a una alondra.
Garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) haciendo honor a su nombre cerca de Punta Guadalmesí.
Esta estrategia les sirve para capturar los invertebrados y otros animalillos que levanta el ganado al avanzar.
Gaviota patiamarilla (Larus michaellis) en la zona de la Punta Guadalmesí.
Dada la cercanía del observatorio a la costa es normal observar aves marinas en todo momento.
Tarabilla europea (Saxicola rubecula) sobre un cardo en Punta Guadalmesí.
Este es el macho, mucho más negro y con colores más llamativos que la hembra vista con anterioridad.
Pareja de vuelvepiedras común  (Arenaria interpres) en el borde de la costa.
Otra de las aves que se pueden ver pegados a la costa.
Las playas rocosas del sur atraen mucho a esta especie experta en levantar piedras para buscar alimento debajo.
De ahí le viene el nombre vernáculo de vulevepiedras.
Mochuelo europeo (Athene noctua) al caer la noche en Punta Guadalmesí.
Tras el ocaso, llega el turno de las rapaces nocturnas, que aprovechan cualquier percha como atalaya.
Desde ahí escucharán atentamente para intentar localizar a sus presas, en su mayoría invertebrados.

Lista de aves Faro punta Carnero y explanada:
  • Abubilla
  • Águila calzada
  • Aguilucho cenizo
  • Alimoche 
  • Cernícalo vulgar 
  • Charrán patinegro
  • Chochin
  • Cigüeña blanca
  • Cigüeña negra
  • Colirrojo tizón 
  • Cormoran grande
  • Culebrera europea 
  • Curruca cabecinegra
  • Curruca capirotada
  • Curruca carrasqueña
  • Gavilán común
  • Gaviota patiamarilla
  • Golondrina común 
  • Gorrión común 
  • Jilguero europeo
  • Milano negro
  • Pardillo común 
  • Petirrojo europeo
  • Tarabilla europea
  • Vencejo común 

Lista de aves Punta Gudalmesí:
  • Águila calzada
  • Águila pescadora 
  • Aguilucho cenizo
  • Alcatraz atlántico 
  • Alimoche común
  • Avión común 
  • Cernícalo vulgar
  • Charrán patinegro
  • Cigüeñuela común 
  • Cogujada común
  • Colirrojo tizón 
  • Cormorán grande 
  • Culebrera europea
  • Curruca cabecinegra
  • Curruca capirotada
  • Curruca carrasqueña
  • Gavilán común 
  • Gaviota patiamarilla
  • Golondrina dáurica
  • Jilguero europeo
  • Milano negro
  • Mochuelo europeo
  • Perdiz roja (Especie sólo oída)
  • Tarabilla europea
  • Vuelvepiedras común

Si lo que queréis es visitar la zona en la próxima migración os recomiendo un libro que os ayudará en vuestra estancia allí, se llama : "Guía de aves del Estrecho de Gibraltar. Parque Natural los Alcornocales y Comarca de la Janda". Tiene una buena introducción para facilitar el avistamiento y la parte de las especies viene con gráficas de paso por meses, así como los mapas de distribución de cada una. Si alguno está interesado aquí dejo el ISBN: 84-607-4545-7. Espero que os sirva.