Tablillas del Záncara y entorno

¡Hola de nuevo!

Este fin de semana teníamos programada una visita a la Junta de los ríos Cigüela y Záncara, en Ciudad Real, un humedal único y rico en el que pasamos una mañana estupenda. Fue un día bastante ventoso, pero los humedales de la Mancha están bastante bien de agua gracias a las lluvias de este otoño-invierno. Disfrutamos del lugar y de las observaciones de algunas aves. ¡Veamos qué especies observamos!

Flamencos en vuelo (Phoenicopterus roseus)

Salimos de Madrid notando ya el cambio en la duración de los días. La mañana de cielo azul empieza a ser cada vez más clara en el punto de encuentro. Pusimos rumbo al lugar no sin antes hacer una parada técnica a coger fuerzas con un buen desayuno. De allí nos adentramos en el camino que atraviesa los verdes cultivos que contrastan con sembrados, barbechos, labrados, frutales y fincas con huertos donde veíamos los estorninos, las cogujadas, mirlos y otras aves comunes. Fue una buena primera toma de contacto y sirvió como entrante.

Recorrimos el polvoriento camino prestando atención a los cultivos. Se trata de zonas con abundancia de esteparias y con presencia de mochuelos. Aunque se nos escaparon los escurridizos mochuelos, nos entretuvimos con un grupo muy majo de calandrias que disfrutamos de lo lindo gracias a su confianza. Canturreaban y se mostraban confiadas. ¡Qué preciosidad!. Bisbitas, tarabillas, alondras y otras aves rondaban los alrededores sumando aves a la lista total. 

Calandria común (Melanocorypha calandra)

Hembra de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus)

Poco a poco fuimos acercándonos a las ruinosas y abandonadas construcciones donde es fácil encontrarse con cernícalos primillas y grajillas. Había algún cernícalo, pero lo que más nos sorprendió fue que uno de los principales lugares donde se habían colocado muchas cajas-nido, se había derrumbado. Daba pena ver el sitio. En ese punto habíamos visto en años anteriores parejas de carraca europea, cernícalo primilla e incluso en una ocasión una lechuza común. Espero que sepan reubicarse estas aves y encuentren un nuevo hogar cuando lleguen de sus migraciones.

Según avanzábamos, el manto de tarayes cubría más superficie del paisaje. Estaba claro que nos acercábamos a la zona de inundación de la Junta de los ríos.  Allí el nivel de agua era perfecto, y los flamencos, los patos colorados, cucharas, cercetas, azulones, frisos y zampullines comunes disfrutaban de la tranquilidad de este rincón. También pudimos ver mucha avefría, cigüeñuelas, fochas y aguiluchos laguneros.

Observando aves

Bando de tarro blanco (Tadorna tadorna)

Bando de pato colorado (Netta rufina) con ánade friso (Anas strepera)

Bando de cerceta común (Anas crecca)

Fuera del agua escuchamos al buitrón, al cetia ruiseñor y en un momento, aunque fugaz pudimos ver y escuchar a una hembra de bigotudo. El día, extremadamente ventoso, no facilitaba la localización de estas aves entre el carrizo, que quedaba zarandeado por el viento. Estuvimos un rato a ver si le volvíamos a ver pero no hubo suerte. Cuando llegó la hora de la comida, mientras unos se centraban en el bocata, otros localizamos una pareja de chorlitejo patinegro que también andaba rellenando el buche. Aunque estaban algo lejos, pudimos apreciar sus diferencias con el resto de chorlitejos.

Chorlitejo patinegro (Charadirus alexandrinus)

Pasamos una muy buena mañana viendo todas estas aves acuáticas en este rincón, en cambio, lo que más destacó fue el paso constante de grullas sobre nuestras cabezas, bandos de decenas iban cruzando cada poco tiempo el cielo, llegando a contabilizar, en el total de la mañana, varios centenares de ejemplares.

Bando de grulla común (Grus grus) en migración

Bando de grulla común (Grus grus) en migración

Bando de grulla común (Grus grus) en migración

El sol iba bajando y nos tocaba visitar zonas lacustres de más profundidad. En estas lagunas nos topamos con buenos bandos de gaviotas reidoras y sombrías y con mucha. pero que mucha malvasía cabeciblanca. Algunos machos andaban juguetones, aunque sin lugar a duda, el más entregado era el cuchara común. Calamones, fochas, frisos, zampullines cuellinegros y porrones y patos colorados ocupaban orillas, isletas y lámina de agua formando un ajetreo constante en el centro de la laguna. 

Entre tanto jaleo de anátidas en celo y gaviotas histéricas, la calma y serenidad llegaban de la mano del vuelo de los aguiluchos laguneros. Elegantes, ligeros y calmados hembras y machos de aguilucho lagunero hacían pasadas cercanas dejándonos a todos boquiabiertos.

Macho de ánade friso (Anas strepera)

Zampullín común (Tachybaptus ruficollis)

Hembra arriba y macho abajo de cuchara común (Spatula clypeata) 

Calamón común (Porphyrio porphyrio) entre el carrizo

Pareja de zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis)

Bando de flamenco común (Phoenicopterus coresus)

Malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) dos machos y una hembra

Dos machos de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus)

Hembra de aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus)

Gaviota reidora (Chroicocepahlus ridibundus) reclamando territorito en vuelo

Nos movimos un poco con la intención de sacar alguna especie más, sobre todo para buscar las cercetas pardillas que en otras ocasiones habíamos visto por allí, en cambio, desde una distancia muy corta, pudiendo llegar a apreciar el barro que se le quedaba en el pico tras subir a la superficie para coger aire. Esta especie filtra el fango del fondo mediante inmersiones y largos buceos. Sin duda una maravilla de anátida.

Macho de malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala)

Bando de flamenco común (Phoenicopterus roseus)

Alcaudón real (Lanius mericionalis)

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia)

Se acababa el tiempo y todavía nos quedaba una parada, los llanos y zonas esteparias donde otros años habíamos visto bandos de aves esteparias. Con una preciosa luz de atardecer pudimos ver bandos de chorlito dorado y cantidades inmensas de conejo que parecen nunca acabar. Para rematar la tarde, un bando preciso de machos aparecía en el horizonte y que, por la complexión y el plumaje podíamos dar por hecho que se trata de machos longevos. 

Bando de avutarda común (Otis tarda)

El grosor y el color de la base del cuello, las bigoteras, y la fuerza y fortaleza que transmitían, propias de aves muy pesadas, se podía intuir desde lejos. Fue el final perfecto par aun día muy completo a pesar de la fuerza y constancia del viento, nos sorprendió no ver casi limícolas, pero fue un día inolvidable.

¡Hasta pronto!

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