Lagunas de Villafáfila

¡Hola de nuevo!

Ya es costumbre que cada enero hagamos una visita a la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila. Después de tantos años (aquí nuestra primera visita) ya es parte de nosotros. El sitio es una maravilla y la igual que el año pasado, la reserva está a tope de agua. Esto favoreció que la visita fuera todo un éxito. Esteparias, acuáticas y grullas no faltaron en nuestra visita. Pero sin duda lo mejor sucedió al final del día ¿Os lo cuento?

Bando de avefría europea (Vanellus vanellus) y chorlito dorado (Pluvialis apricaria)

Salimos de Madrid cubiertos con más capas que un esquimal. Villafáfila es famosa por sus temperaturas terriblemente bajas y allí hemos estado viendo aves a -6°C. Atravesamos media Castilla y León para acabar en el primer camino de la reserva, no sin antes coger temperatura con un cafelito mañanero. Paramos en un punto improvisado al ver un milano real posado y lo que al principio empezó como "una miradita y ya", acabo siendo una hora y 17 especies de aves. Allí localizamos los primeros bandos de avefrías, estorninos negros y pintos y los deseados chorlitos dorados. Que bonito inicio. Por si fuera poco los pardillos se agrupaban a cientos en los árboles mientras aguiluchos pálidos, busardos ratoneros, cernícalos y milanos cazaban en nuestra cara, literalmente. Mientras veíamos al cernícalo comiéndose su aperitivo, un grupo de avutardas aparece volando en el horizonte. Primero una, luego dos y acaban siendo unas 15. ¡Qué maravilla de especie! Así fueron llegando hasta un bando de 26, algunas muy cerca incluso. De camino vimos otros dos bandos de avutardas, uno de más de 30 y uno espectacular de más de 60 ejemplares. ¡Impresionante!

Primera parada con en los cultivos del entorno de Villafáfila

Avefría europea (Vanellus vanellus)

Avutarda común (Otis tarda)

Avutarda común (Otis tarda) en vuelo

Bando de estorninos pintos (Sturnus vulgaris) y estorninos negros (Sturnus unicolor) y un milano real (Milvus milvus)

Bando de chorlito dorado europeo (Pluvialis apricaria)

Hembra de cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) alimentándose de una presa recién atrapada

Cuando acabamos con ese punto fuimos directos a la primera laguna donde encontramos un montón de tarros blancos y nuestros primeros ánsares. Miramos y miramos los ánsares en busca de alguna especie hasta que encontramos la barnacla cuellinegra que se llevaba viendo desde hace tiempo. ¡Premio! La disfrutamos bien y pudimos estar un buen rato viéndola y jugando a encontrarla entre todos los ánsares. Seguían volando laguneros, cernícalos y aguiluchos pálidos a nuestro alrededor y por si fuera poco, más avutardas se movían por los cultivos del fondo.

Observando aves en la Laguna de la Fuente

Grupo de grulla común (Grus grus) con un pollo del año 2023 en el medio.

Bando de ánsar común (Aner anser) en los cultivos

Barnacla carinegra (Branta bernicla) alimentándose entre los ánsares comunes (Anser anser)

Hembra de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus)

Hubo que ponerle la tapa al telescopio para poder cambiar de sitio. Sino hubiéramos seguido viendo aves y nuestro siguiente destino, la Casa del Parque, cerraba pronto. Allí pudimos ver nuestras primeras cercetas y frisos. Aprovechamos para preguntar en el parque que siempre nos dan buenas recomendaciones para sacarle el máximo partido a la reserva natural. No sumamos muchas especies, pero disfrutamos mucho de un macho de cerceta que se acicalaba en una orilla. Ese plumaje iridiscente es una pasada. 

Busardo ratonero (buteo buteo) perchado en una caja nido para cernícalo

Ánsares comunes (Anser anser) en la Casa del Parque junto a ánades azulones (Anas paltyrhynchos)

grupo de focha común (Fluica atra) y ánade friso (Anas strepera)

Tocaba comer, un café y a probar suerte con más ubicaciones. En este caso nos acercaríamos a la Salina Grande, la laguna principal de Villafáfila donde, buscando unos correlimos de Temminck (sin éxito, dicho sea de paso), nos topamos con una lavandera blanca británica. Se trata de la subespecie "yarrellii"  que muestra un evidente dorso negro que le da el apropiado nombre de "enlutada". Vimos estorninos negros y pintos, escribanos trigueros, tarabillas, colirrojos, bisbitas y cogujadas. Un montón de paseriformes insectívoros que aprovechaban las acumulaciones de estiércol de una finca. 

Lavandera blanca subespecie británica (Motacilla alba yarrellii)

Estoninos negros (Sturnus unicolor) y estorninos pintos (Sturnus vulgaris)

Continuamos el camino viendo mas rapaces y disfrutando de las aves de la Salina Grande. El momentazo fue encontrarnos el primer grupo de avocetas, menuda alegría se llevo alguna. Las vimos genial mientras empezaba a llover. Entre barro y lluvia fuimos encontrando silbones, cucharas, combatientes, chorlitos dorados, gaviotas sombrías y reidoras, correlimos y un largo listado de aves que se veían en la laguna. Poco a poco fue oscureciendo y empezamos a mostrar más atención a postes, edificaciones y ruinas a la espera de ver la rechoncha silueta de el mochuelo. Cernícalos, gorriones chillones y algunos escribanos trigueros, pero ningún indicio de mochuelo.

Observando aves en la Salina Grande

Vista preciosa de Otero de Sariegos desde la Salina Grande

Grupo de avoceta común (Recurvirostra avosetta)

Gorrión chillón (Petronia petronia)

Aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus)

Ánsar común (Anser anser) en la Salina Grande, con números bastante lejanos a las cifras de hace unos años donde se podían observar miles. Ahora solo unos cientos están invernando en la reserva.

Bando de cerceta común (Anas crecca) en la Salina Grande.

Grupo de avoceta común (Recurvirostra avosetta)

Completamos el día con la última parada en la Laguna de Barillos, donde las grullas se nos habían adelantado. Queríamos haberlas visto entrar, pero este año se nos adelantaron y nos perdimos su llegada, pero pudimos verlas estupendamente a través del telescopio alimentándose en las inmediaciones de la laguna. Un poco más tarde se fueron levantando para entrar directamente a la lámina de agua. Avefrías, combatientes y un gran bando de anátidas se acurrucaban en el agua. 

Observando grullas en la Laguna de Barillos al anochecer

Nos despedimos de la reserva y nos montamos en el coche para marcharnos a Madrid. Lo que no sabíamos es que todavía nos quedaban sorpresas por llevarnos. Mientras íbamos en la furgoneta, un bando de chorlitos dorados empezó a cruzar la carretera justo delante de nosotros, solo iluminados por nuestros faros. Fuimos disminuyendo la velocidad hasta que una enorme silueta intentó cruzar la carretera ¡Búho campestre! Grité mientras frenaba. Habia intentado cruzar pero se había encontrado con nostros. Sigo volando junto a la furgo y pudimos ver su silueta recortada en el cielo azulado durante unos segundos. Al frenar, el búho vio su oportunidad y cruzó el haz de luz de la furgoneta. En seguida giramos la furgoneta para intentar verle desaparecer entre los cultivos, pero cono un fantasma se desvaneció. Un poco más tarde vimos también un mochuelo y fue el final perfecto para un día fantástico.

¡Hasta pronto!

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