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lunes, 15 de enero de 2024

Atardecer en el Alberche

¡Hola de nuevo!

Después de haber estado el día anterior en Villafáfila, la tarde del domingo la pasamos con otro grupo por la cuenca del río Alberche. En esta ocasión queríamos ver la vida de este río tras el atardecer y fue maravilloso. Tuvimos muy buenas sorpresas en un lugar de paisajes mágicos que al final del día se envolvió de una preciosa niebla. Lo pasamos en grande y no solo vimos aves. 

Con la lluvia el musgo se iluminó de verde dándole una luz especial al paisaje.

La previsión meteorológica era clara: "os vais a mojar". Nos dio absolutamente lo mismo y salimos con ganas y algún que otro café, ya que quedamos a la hora de la siesta un domingo. Cuando llegamos al Alberche ya no llovía y el inicio de la ruta se llenaba de unos pequeños y diminutos habitantes. Herrerillos, carboneros, trepadores, mitos, mosquiteros, petirrojos, chochines, reyezuelos y un precioso herrerillo capuchino nos daban una cálida e inquieta bienvenida. Subían bajaban, revoloteaban, nos tuvieron bien entretenidos bastantes minutos hasta que se fueron adentrando entre las densas encinas. 

Herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus)
Paisaje junto al Alberche

Aunque el día era poco favorable para las rapaces, pudimos ver bien a los buitres leonados que descansaban junto a la colonia, e incluso alguno incubando su huevo. Ellos ya han empezado y como cada año el invierno lo pasan protegiendo la huevo del frío y la lluvia. A nosotros solo los paraguas y chubasqueros nos protegían de la lluvia que poco a poco empezaba a obligarnos a guardar la cámara de fotos. Continuamos entre intervalos lluviosos hasta toparnos con un grupo de rabilargos buscando alimento en la ladera contraria. Nos costó localizarlos pero nos entretuvimos con sus saltos y revoloteos. Las palomas torcaces y los estorninos se iban recogiendo y la pareja de perdiceras también volaba hacia su territorio. Lástima que el cielo estuviera tan gris, no pudimos verlas bien los dibujos blancos y el color que tanto las caracterizan, pero fue bueno verlas volando juntas.

Carbonero común (Parus major)

Paisaje junto al Alberche

Al bosque fue envolviéndole un hermoso silencio que parecía combinar a la perfección con el paisaje del Alberche. Por el río los cormoranes iban bajando hacia sus dormideros y de fondo escuchábamos una perdiz reclamando. Enmudecimos para escucharlo bien y de repente: "Uuuuuuu..." . Un búho real, un precioso ulular resonó en el eco de las laderas. Nuestros sentidos se pusieron alerta. "Uuuuuu". De nuevo el profundo reclamo del búho inundaba el valle. ¡Qué hermoso! Así estuvimos un rato, mirando al mismo tiempo ramas, piedras o cualquier posible posadero desde el que pudiera estar cantando. No hubo suerte.

Trepador azul (Sitta europaea)

Recodos del Alberche, lugares que ostentan la máxima protección dentro de la red Natura 2000

Proseguimos con nuestra ruta sabiendo que estábamos en el territorio de un gran búho real. Los cormoranes seguían pasando y algunas aves se sumaban a la lista. Azulones, mirlos, pico picapinos, pinzones y una suerte de martín pescador que decidió posar para nosotros después de pasar como una flecha a nuestro lado. Por fin Mauricio pudo verlo bien después de tanto tiempo, siempre nos pasa como un misil y pocas veces se deja ver tan bien.

El cielo oscurecía y volvíamos a escuchar al búho real. Esta vez los mirlos estaban histéricos, no paraban de alarmarse, eso podía significar buenas noticias, que habían encontrado al búho. Allí nos apostamos y esperamos algo menos de media hora, a veces escuchándole y otras veces en silencio absoluto. Hasta que... ¡Ahí está! Lo pusimos corriendo en el telescopio y pudieron verlo todos con claridad. Que pasada de animal, menuda belleza de ave. 

Buscando al búho real mientras los mirlos se alteraban mucho en la ladera de enfrente.

Búho real (Bubo bubo) sobre una rama de un gran pino

Búho real (Bubo bubo) marchándose en vuelo.

Le veíamos cantar y le vimos volar en un par de ocasiones, se ve que hay que delimitar bien la superficie del territorio, más tarde apareció otro más, es  posible que fuera la pareja, pero ya teníamos que marcharnos, el tiempo se nos echaba encima. Solo pudo pararnos un precioso sapo corredor en mitad del camino. Cierre redondo para una tarde genial.

Sapo corredor (Bufo calamita)

¡Hasta pronto!

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