Acceso a

jueves, 14 de diciembre de 2023

Presa del Rey. Cortados del Manzanares

 ¡Hola pechiazules!

Hoy hemos hecho una visita a un rincón muy especial de la Comunidad de Madrid, los cortados del Manzanares junto a la Presa del Rey, en el corazón del gran Parque Regional del Sureste. Ha sido una maravilla de salida en la que hemos disfrutado del paisaje otoñal, de las aves, de su fabulosa riqueza, del tiempo y del paseo. Hemos caminado como no solemos hacerlo la mayoría de ornitólogos, pero ha merecido la pena, ya que al final han sido más de 50 especies de aves. ¿Quieres saber qué hemos visto? ¡Allá vamos!

Milano real (Milvus milvus) en vuelo tras salir del dormidero

A pesar de que otros años el campo está cubierto de una delicada capa de escarcha en el que hasta a las telarañas se congelan, este año empezábamos la ruta con una temperatura agradable y sin viento. Todavía no había terminado de despuntar el sol y los primeros milano ya nos pasaban por encima. Desde la furgoneta, antes de llegar pudimos diferenciar sus alargadas siluetas en los chopos del Manzanares como si de un árbol frutal se tratase. Sin duda una nueva especie de árbol, el milanero que da milanos. Bromas a parte, decenas de ellos se agrupaban a lo largo de la ribera junto a una cantidad idéntica de cigüeñas. Un espectáculo mañanero agradecido.

Bando de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) en vuelo al amanecer

En cuanto dejamos de distraernos con el tráfico de milanos, pusimos los ojos sobre el Manzanares. Allí veíamos las primeras cercetas invernantes. "Triil", "Triil" sonaban en el agua los machos de cercetas danzando para las agobiadas hembras. Menudos pesados. Poco a poco remontábamos el río sobre un manto dorado de hojas de chopo, recorriendo un camino infestado de mosquiteros comunes. Uno por aquí, tres por allá, otros tantos en la otra orilla. Cada 5 metros nos salían como 6 o 7 mosquiteros de entre la vegetación, en los árboles, en la orilla, en todos lados. Se ve que esta zona es rica en alimento, estas aves tan pequeñas y de dieta tan estrictamente insectívora, en invierno deben quedarse en zonas donde abunde el alimento. 

Macho de cerceta común (Anas crecca)

Continuamos por el camino disfrutando de los regalos que nos ofrecía el Manzanares. Andarríos grande y chico, lavandera blanca y cascadeña, bandos de ánades azulones y frisos, el fugaz vuelo de un martín pescador, el escapar de dos agachadizas y el potente paso de una garza real dejaban claro que se tarta de un lugar fantástico. Por si fuera poco la sorpresa de la mañana nos la llevamos al ver a una hembra de ánade rabudo junto con los azulones. Preciosa y poco habitual en la zona, en invierno se dejan ver algunos ejemplares por los humedales madrileños, pero es la primera vez que nos topamos con ella en el curso del Manzanares. Poco a poco nos fuimos separando del cauce y aparecieron los fringílidos. Jilgueros, pardillos y verdecillos montaban un jolgorio entre las plantas y vallados del camino. El paisaje se abría y le llegaba turno a otro grupo de aves. Los más abundantes los colirrojos tizones y las tarabillas europeas, pero en la zona de cultivos más abierta pudimos ver escribano triguero, cogujada común, bisbitas pratenses, cistícola buitrón y bandos enormes de estorninos y lavanderas blancas alimentándose. También pudimos ver una abubilla, una de las pocas que se quedan a pasar el invierno con nosotros.

Hembra de ánade rabudo (Anas acuta) en primer término, dos machos de ánade azulón (Anas platyrhynchos) detrás

Escribano triguero (Emberiza calandra)
Bando de jilguero europeo (Carduelis carduelis)

Pronto llegamos al camino principal que va junto a un extenso pinar en el que escuchábamos petirrojos y veíamos pinzones vulgares alimentándose en el camino. Esta zona no es tan diversa como la orilla del Manzanares. Está claro que el agua es vida y muchas más aves se mueven entorno al curso fluvial. Nos entreteníamos con los grandes grupos de cigüeña blanca que adornaban los desnudos árboles y los abundantes milanos reales que parecían flotar en el aire. No son las únicas rapaces de la zona, el busardo ratonero también reclama su parte en este territorio. 

Cigüeña Blanca (Ciconia ciconia) en vuelo

Busardo ratonero (Buteo buteo)

A medida que avanzábamos el sol calentaba nuestras mejillas mientras nuestro cuello empezaba a ejercitarse, le llegaba el turno a los cortados del Manzanares. Nuestro principal objetivo era dar con el gran duque, el búho real que tanto atemoriza a otras tantas especies que crían en los cortados. Junto a ellos seguían siendo abundantes los mosquiteros comunes que en ocasiones se juntaban con carboneros y herrerillos haciendo una mezcla curiosa. De repente un sonido familiar, los lúganos nos pasaban cerca y podíamos escucharlos cantar. Los esperamos un rato a ver si aparecían pero no hubo manera, cuando no quieren mostrarse solo nos podemos contestar con su reclamo, un sonido que nos transporta a los inviernos en la península, momento en el que esta especie nos visita.

Cortados del Manzanares hogar del búho real.

El sol empezaba a calentarnos y se agradecían las paradas para observar los gorriones comunes, molineros y morunos que se alimentan en el borde entre los cultivos y los cortados. El reclamo de los agateadores o del cetia ruiseñor nos adelantaban la vuelta del bosque de ribera. Gradualmente la zona agrícola fue desapareciendo y el Manzanares volvía a acariciar los cortados con su fuerte corriente. En este caso, desde lejos pudimos ver la silueta de una rapaz bajando con fuerza hacia el bosque. Aunque de primeras no pudimos identificarlo, finalmente dimos con la silueta del gavilán que había intentado capturar algún pajarillo. Los mirlos, los zorzales e incluso los pinzones se empezaron a poner muy nerviosos y algunos abandonaron la escena. Tan rápido como entró en el bosque, el gavilán se desvaneció en el bosque. Se hizo el silencio. 

Lavandera blanca (Motacilla alba) en el camino

Aprovechando el parón volvimos a poner el ojo en el río Manzanares. Una focha se sumaba a la fiesta de aves acuáticas y los bandos de cercetas volvían a ser comunes. En el bosque los pájaros carpinteros replicaban, primero un lejano pito ibérico y más tarde un pico picapinos. Es evidente que la ribera del río es un lugar donde las aves prefieren cobijarse.  

Con el cuello resentido seguíamos sin noticias del búho real, a pesar de nuestra insistencia comprobando cada repisa, cada hueco, grieta y cada agujero. Los colirrojos tizones subían con soltura por los cortados y en el cielo un buen bando de aviones roqueros daba vueltas capturando insectos en vuelo. En las laderas también localizamos un precioso alcaudón real ibérico que estaba pendiente de los grandes invertebrados que se mueven por la vegetación de las laderas. 

Macho de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)

Llegaba la hora de darse la vuelta y a falta de ver un búho real nos contentamos con el roquero solitario que en un principio se hizo de rogar, pero finalmente se colocó en su postura favorita, erguido sobre el saliente del cortado donde se le pueda apreciar bien. Ahí nos quedamos un rato apreciando su silueta, algunos nos habíamos quedado una eternidad, pero había que seguir, teníamos un buen rato todavía de vuelta. Y no por volver por el mismo sitio dejó de haber sorpresas. La primera el gavilán que volvió a salir de la espesura del bosque y otro un milano negro invernante que se camuflaba entre tantos milanos reales, al menos pudimos verle bien. La siguiente fue al ver un par de milanos y un aguilucho lagunero alimentándose junto a las urracas de un gran pez en la orilla del río. Allí levantaban y se disputaban la primera posición ambas rapaces. Fue un momento muy bueno de la excursión ver a estas rapaces interactuar así con un pez que, por su tamaño, no habían cazado ninguno de los dos.

Milano negro (Milvus migrans) en vuelo

Hembra de aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) comiendose un pez

Al mismo tiempo que las gaviotas reidoras y sombrías empezaban a moverse en dirección norte nosotros llegábamos al coche para despedirnos de este maravilloso rincón regado por las aguas del Manzanares y protegido por sus bosques y cortados. A pesar de haber visto más de 50 especies de aves siempre te dan ganas de continuar pajareando por este vergel. La próxima visita tendrá que esperar al año que viene.

¡Hasta pronto pechiazules!

Excursiones de Birdwatching con Blue Nature Briding and Nature Tours SL

Los mejores tours ornitológicos a lo largo de la geografía española.

España, uno de los mejores destinos para ver aves de Europa. Su situación a mitad de camino entre el Viejo Continente y África le confieren un clima ideal y una variedad de especies sin parangón en el resto de Europa

Si quieres realizar una de nuestras excursiones estándar en otra fecha, visitar otro lugar, hacer un tour más fotográfico o ir en busca de especies concretas, puedes diseñar tu experiencia a la carta. Sean cuales sean tus requisitos, estaremos encantados de ayudarte.

Diseña ruta a la carta.

2 comentarios:

  1. Estupenda la excursión Jose María, hemos pasado una mañana deliciosa de pajareo.

    ResponderEliminar